La semana de la Navidad ha dado mucho de sí. La actualidad ha traído muchos argumentos para analizar e interpretar. Se podría escribir sobre el fracaso que ha supuesto que la mitad de los fondos de ayudas a pymes que lo pasaron mal por el covid se han quedado sin repartir. También sobre las rabietas un tanto infantiles entre Teruel Existe y la DGA para ver quién acapara más protagonismo en la provincia del sur. Podríamos hablar de que los primeros 30 millones de fondos europeos se quedan en cuatro proyectos concretos apoyados por el cuatripartito para los negocios de la nieve mientras el resto de Aragón se queda sin ver un céntimo. O sobre por qué Jorge Azcón se empeña en emular a sus jefes de Madrid y utilizar el terrorismo y a ETA para hacer oposición a su adversario. O sobre esta curva de la pandemia que no tiene fin y no hay nadie que tome una medida sensata para frenarla. O podríamos celebrar que se abrió el museo de Barbastro con las obras de arte retornadas por fin de Lérida.

Pero como un regalo de Navidad, Ixo Rai! anunció que regresa a los escenarios 20 años después de su última actuación. Cuántas veces deseamos este momento. Muchos de los que hoy pasamos de la cuarta década de existencia hemos rejuvenecido de golpe, hemos recordado lo bien que nos lo pasábamos en los 90 y se han agolpado en la memoria las ilusiones y expectativas, individuales y colectivas, que teníamos entonces. Algunas se han cumplido, otras no tanto, hemos dejado gente en el camino y en este viaje que es la vida la vuelta de Ixo Rai! permite también hacer un balance de cómo ha cambiado Aragón en este tiempo. Porque Ixo Rai! fue mucho más que una banda divertida que a golpe de dulzaina, gaita y guitarra eléctrica llevó la verbena y la fiesta a todos los rincones de Aragón. Ixo Rai! son el Yo fui a la EGB aragonés y un perfecto manual sociológico de cómo palpitaba la comunidad en los años 90. Llenaban siempre y nos hicieron felices. Gracias.

Ningún tiempo pasado fue mejor, pero a simple vista sí fue más divertido. No existía eso tan puritano y perverso de la cultura de la cancelación que hoy todo lo inunda, pero había amigos que se chupaban dos años de cárcel por no querer hacer la mili. Los bulos se transmitían boca a boca porque no había redes sociales. Cómo iba a haber redes sociales si ni siquiera había teléfonos móviles. Labordeta volvía a ser un ídolo entre los jóvenes, el Real Zaragoza ganaba copas y eso solo nos contagiaba de alegría. Hace ya 11 años que nos dejó Labordeta, aunque permanece, y el Real Zaragoza lucha para no dejarnos. Ixo Rai! cantaba a los bares de la Magdalena cuando aún había bares, daba la bienvenida a los inmigrantes que aún eran pocos pero enriquecían un Aragón que quería ser mestizo. Se reivindicaba la reapertura del Canfranc cuando ni se pensaba que algún día estaría más cerca ese sueño y que la vieja estación se convertiría en un hotel de lujo. Ixo Rai! era muy republicano cuando todos intuíamos que la vida del Rey no era la más ejemplar pero estaba prohibido decirlo. Defendía un Aragón todavía sin Estatuto de tercera generación pero, entre bolo y bolo hacía más por la autoestima aragonesista (era inimaginable pensar que un día los dos partidos que la encarnan, cada uno a su manera, gobernarían juntos) que cualquier ley orgánica. Muchos se enteraron de que en Aragón hay tres lenguas y cantaban a los Jánovas del Pirineo, algunos hoy pueblos vivos como este símbolo del valle del Ara. Muchos pantanos que denunciaban son hoy proyectos muertos y otros siguen generando polémica. La Opel de sus canciones es ahora Stellantis, la gasolina cambia por el hidrógeno y la electricidad y las Cuencas Mineras ya son solo cuencas. Las pocas cuatribarradas en los balcones se cambiaron por muchas banderas y pulseritas rojigualdas y los del Levante cada vez que hay una riada siguen queriendo agua y cordericos. Mientras Aragón tiene cada vez pueblos más pequeños, los políticos hablan todo el día de la despoblación a la que Ixo Rai! también cantaba desde que un fenómeno editorial la puso en la agenda. Todo ha cambiado, pero en el fondo no ha cambiado nada.

Corran porque las entradas se agotan.

Y para estos días, mucha felicidad y, como decía Ixo Rai!, salud, música y mondongo.