Se decía que de la crisis de la pandemia va a costar salir pero será más rápido de lo esperado porque no ha sido una guerra. No ha habido destrucción sino exclusivamente cierres de empresas y pérdidas de empleo. Todo sigue en pie. Y cuando se estaba en eso, llega Putin y monta justamente esas acciones que el virus no trajo e impone, esta vez si, una economía de guerra. Con los tanques en las puertas de la OTAN, los costes energéticos y el precio de las materias primas se han disparado tanto que hay que replegar velas. Creíamos que la inflación iba a ser algo coyuntural, pero puede tener ya un comportamiento estructural, con sus efectos negativos y de segunda ronda. Tener en Aragón un alza de precios tan histórico que hacía 36 años que no se daba es para tomar medidas de algún tipo. Pero desde luego no las que se estaban tomando. Porque todo ha cambiado ya. Aragón iba bien, salíamos con buenos números de la crisis sanitaria, pero el plan regional de recuperación debe revisarse. El presidente Lambán ya lo dijo esta semana en las Cortes de Aragón.

Esa estrategia de vuelta a la normalidad va a tener, casi obligatoriamente, muchos matices porque incluso nos hemos adentrado en un nuevo ciclo político

Esa estrategia de vuelta a la normalidad va a tener, casi obligatoriamente, muchos matices porque incluso nos hemos adentrado en un nuevo ciclo político. La salida de Pablo Casado del liderazgo nacional del PP seguro que también va a afectar en Aragón a la hora de que el partido de la oposición que aquí dirige Jorge Azcón se plantee apoyar esas medidas que, aunque a pequeña escala dadas las competencias económicas de Aragón, se deben tomar en el Pignatelli y ratificar en la Aljafería. Los populares ya amenazaron con no apoyar al Gobierno en su estrategia de recuperación tras la pandemia. La duda es si ahora, con la guerra y el cambio de pilotos en el PP, la ruta de los de centroderecha va a ir en una o en otra dirección. A ver qué dice el martes Núñez Feijóo en Zaragoza. Y aún más. Habrá que esperar a ver si la entrada en el Gobierno de Castilla y León de Vox tras el pacto con el PP de Fernández Mañueco va a tener algún condicionante en Aragón a la hora de debatir y decidir posturas sobre el devenir de la crisis. O no. Otra pata importante son los partidos que acompañan al PSOE en el cuatripartito. De CHA y PAR no se esperan grandes cambios, aún cuando vayamos hacia un año electoral de consecuencias muy inciertas para ellos con la segura irrupción de Teruel Existe en el mapa político autonómico (a los socialistas también les afectará, aunque tienen más colchón). Pero de otra parte está Podemos. A nivel nacional, el pulso y la división que mantienen en el Gobierno de Sánchez la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, a cuenta de la ayuda española con armas a Ucrania, podría producir tal desgaste que también se dejara sentir en Aragón. Sin duda es otro condicionante.

La sintonía de sindicatos y empresarios con el Gobierno de Lambán va a seguir

Entre los agentes sociales no se prevén variaciones. La sintonía de sindicatos y empresarios con el Gobierno de Lambán va a seguir, y ni el relevo de Ricardo Mur por Miguel Marzo en CEOE Aragón ni el de López de Hita en Cepyme, ya veremos por quién, van a afectar al apoyo que siempre han dado unos y otros a las actuaciones del Ejecutivo. Posturas muy importantes ya que la paz social supone un valor primordial en la comunidad para el despegue económico

Sea como fuere, estamos asistiendo ya a cambios de enfoque por unas u otras circunstancias que van a requerir de mucho temple en las decisiones y mucha rapidez. Corremos el riesgo de un nuevo frenazo económico en la comunidad que podría ser letal y nos alejaría de aquellas estupendas previsiones que unos y otros dijeron que tendría Aragón en este año. Pero socialmente hay muchos sectores de la población que empiezan a estar ahogados por las economías a pequeña escala y puede advertirse un horizonte de exclusión social nada aconsejable para el conjunto del territorio autonómico. Por eso se necesita otro plan pero ya y que cuente con el máximo respaldo social y político. Sería bueno que Aragón volviera a ser la primera en pactar y buscar salidas.