El Periódico de Aragón

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Juan Bolea

Sala de máquinas

Juan Bolea

Abu Dabi

Los últimos acontecimientos bélico—políticos han puesto de manifiesto la relevancia de la geo—estrategia, tal como se entiende desde el punto de vista de los grandes bloques. A partir de ahora, aquel país, comunidad autónoma, gran ciudad que no cuente con elementos estructurales o diferenciales, con potencialidades y atractivos capaces de competir en la economía europea o universal lo va a tener cada vez más difícil a la hora de prosperar y ofrecer a sus ciudadanos las mejores oportunidades.

Con ese ambicioso y competitivo espíritu ha viajado recientemente el presidente aragonés, Javier Lambán, a Abu Dabi. Lo hizo acompañado por un grupo de empresarios y por el presidente de la Cámara de Comercio zaragozana, Manuel Teruel, conocedor, por propia experiencia, de las posibilidades de Aragón para captar inversiones procedentes de los emires del Golfo pérsico y de sus privilegiadas economías. De hecho, ya hay una docena larga de firmas aragonesas trabajando en la zona.

La visita oficial de la expedición aragonesa a Abu Dabi tenía, entre otros objetivos, el de potenciar el aeropuerto de Zaragoza con nuevas inversiones y ampliaciones

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La visita oficial de la expedición aragonesa a Abu Dabi tenía, entre otros objetivos, el de potenciar el aeropuerto de Zaragoza con nuevas inversiones y ampliaciones, atrayendo empresas dedicadas a la importación y exportación de toda clase de productos. Además, y esto es importante, de reivindicar una vieja y necesaria demanda de nuestra red ferroviaria: la puesta en funcionamiento de una nueva estación de alta velocidad en Garrapinillos que impulse el crecimiento de las plataformas logísticas de Zaragoza y el incremento de su aeropuerto en número de pasajeros y frecuencias/destinos de vuelos chárter.

Lambán comparó este planteamiento de futuro del nudo aeroportuario de la capital aragonesa con el próspero presente que desde hace décadas viene disfrutando la ciudad alemana de Fránkfurt gracias a su potente aeropuerto, que se ha convertido en un auténtico nudo de comunicaciones aéreas a nivel mundial, tanto en vuelos de carga como comerciales.

De materializarse, todas estas inversiones procedentes de Abu Dabi se desembolsarían en Aragón desde uno de sus «fondos soberanos». Una herramienta financiera público—privada que no se practica en Occidente, pero que permite destinar fondos estatales al libre mercado, exactamente como haría un empresario particular.

Ser o no ser en la nueva geo—política, he ahí la cuestión.

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