El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

Carmen Pérez Ramírez

Derechos de autor, un ‘totum revolutum’

A los artistas visuales, según la vigente Ley de Propiedad Intelectual (LPI), les es reconocido, desde hace algo más de 30 años, el derecho a exigir el respeto a la integridad de su obra y a impedir cualquier deformación, modificación o atentado contra ella. Esta ley supuso un impulso al necesario ordenamiento en la catalogación y posterior gestión de las obras de los artistas visuales, siendo formalizado en cumplimiento de la LPI. Nadie duda o no debería dudar del valor de la cultura como industria y generación de empleo, así como base del progreso de un país.

Algunas leyes suelen tener una cierta holgura de interpretación a la hora de aplicarlas, lo hemos visto en casos como el del escultor Juan de Ávalos (1911-2006) con su obra El Ángel de la Victoria. Este artista, republicano y académico, tuvo la mala suerte de que le hicieran el encargo en la época de Franco. Partiendo de ahí, las autoridades tinerfeñas echaron mano de la Ley de Memoria Histórica (LMH) y cambiaron el título de la obra por la de El ángel Caído cuando es obvio que no se ve representado. Después vino el intento de retirarla de su ubicación, un hecho que siempre crea controversia cuando intentan apelar conjuntamente a la LPI y la LMH.

Otro caso fue el de las pinturas del reconocido pintor Ramón Stolz (1903-1958), considerado uno de los mejores muralistas de su época, llegando a pintar una de las cúpulas del Pilar. En los años cuarenta, Stolz realizó unos frescos en el actual edificio del Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid, y el año pasado determinaron que, en cumplimiento de la LMH, debían ocultarse o incluso cambiarlos de lugar. Al final se reconoció su valor artístico y cultural y se conservaron gracias a una lógica interpretación de la LMH. Aplicar las leyes con raciocinio, sin intereses ideológicos, es lo que se espera en un estado de derecho. La exaltación de hechos y formaciones violentas es una cosa y la historia del arte es otra.

Las polémicas que se generan con lo políticamente correcto y con la libertad de expresión, acaban siendo un totum revolutum incoherente. Se desatina y se queda en evidencia cuando, de manera espuria, intervienen en lo que es lícito o no, por lo que conlleva a influir en la libertad de hacer y comunicar, sobre todo en el arte, como aquella obra titulada Presos políticos en la España Contemporánea, de Santiago Sierra, expuesta en la feria de Arco en 2018 y que fue retirada con amplios eufemismos y publicidad inmerecida. O la vetada ilustración de una joven orinando, de la ilustradora Eva Cortés para el disco O Zaguer Chilo 5, por el Ayuntamiento de Zaragoza. Se dijo que es una cuasi copia, que está bien dibujada, que no aporta nada, en tales casos es la opción de la autora. Recordamos también aquella obra de la artista Itziar Okariz titulada Perforado por, representó a España en la Bienal de Venecia en 2019, que consistía en un vídeo en el que se puede ver a la autora, orinando de pie en la vía pública. Las obras escatológicas se han dado desde los años 60 y deberían ser algo trasnochado pero siguen provocando a los dogmáticos. Es bueno que hablen de uno aunque sea para mal. Oscar Wilde decía algo parecido.

Compartir el artículo

stats