Puesto que lo más probable es que la candidatura de los Juegos Olímpicos de invierno se frustre, la mejor solución es preparar una alternativa que permita aprovechar las posibilidades del paisaje aragonés, que genere ingresos y que a la vez sea respetuosa con el medio ambiente. Indudablemente la mejor opción es preparar un campeonato de escritores, que además coincidirá con la presencia de España como país invitado en la feria del libro de Fráncfort. La idea es realizar una especie de decatlón en el que participen todos los autores que quieran con el requisito arbitrario que inventemos. Las pruebas serían mixtas. Algunas podrían beneficiar a determinados autores. En una prueba de campo a través Sergio Del Molino partiría como favorito, para eso es autor de La España vacía. Pero nunca se sabe: El peatón sentimental de Julio José Ordovás podría tomarle la delantera. Andrés Trapiello, con su Salón de pasos perdidos, sería favorito en pruebas de orientación.
También habría pruebas de composición: sonetos, haikus, arranque de libro sobre la guerra civil serían algunas de las posibilidades. En la prueba de natación se podrían poner cocodrilos, porque sería un homenaje a los que dibujaba en sus dedicatorias Jesús Moncada y resultaría un incentivo para mejorar la marca. Hay que escoger bien las pruebas, pero indudablemente una estaría dedicada al plagio, lo que quizá permitiría recabar el apoyo del gobierno central. Una prueba podría requerir la preparación de una receta literaria. Sería interesante por cuestiones de audiencia una prueba de lucha, con estilo libre. Gonzalo Suárez podría escoger el boxeo, Andrea Abreu la lucha canaria, los novelistas históricos la espada medieval, Ismael Grasa el razonamiento, Agustín Fernández Mallo la espada láser, Manuel Vilas el beso. Arturo Pérez Reverte partiría como favorito pero se le podría atar una mano a la espalda. La muerte o lesión de participantes se compensaría con una edición en bolsillo, con prólogo de Ignacio Echevarría.
Podríamos empezar con escritores de las lenguas oficiales del Estado y luego ampliar: ¿qué aficionado a la literatura y el ciclismo no ha soñado con la competición entre Miguel Mena y J. M. Coetzee? ¿No ha escrito Zadie Smith de natación? Hay que pensar bien las reglas, pero a Alberto Olmos le parecerán mal. Preocupados por la diversidad y la España plural, habrá siempre un lugar en el podio para representantes vascos y catalanes, al margen de su actuación en la prueba. Por lo demás, el ganador siempre será aragonés, porque ya demostró Félix Romeo que todos los escritores del mundo son aragoneses.
