Opinión | Rara avis

Blanco y en botella

Alejandro Blanco pasó en pocos días del «Tranquilo, Pere, que a Lambán le metemos el curling y dos pijadas más y se queda contento» al «Tranquilo, Javier, que a Aragonès le convenzo de una candidatura en pie de igualdad». Enredando así, el presidente del COE montó un pifostio que, por suerte, ya ha concluido, porque el proyecto de Bosnia, Cataluña y Aragón no solo no había por dónde agarrarlo, sino que además debió nacer corrupto desde el principio, según unas revelaciones periodísticas sobre los trapicheos entre la Generalitat y el COE. Pero, como era de esperar, el culpable señalado ha sido Aragón, por esas cosas de la escasa población, su tímida presencia mediática y el tremendismo de la política catalana, que convierte cualquier negociación en una afrenta medieval. Hasta Pau Gasol, tipo sensato y diplomático, ganador de dos anillos de la NBA y, no se olvide, de una medalla al mérito deportivo de Zaragoza, ha arremetido contra Aragón. La ignorancia es muy atrevida.

A Javier Lambán debería importarle un bledo que le insulten Blanco, periodistas catalanes o los catedráticos anónimos de las redes sociales. Aquí solo importa Aragón. Por eso ha salido al instante un atisbo de candidatura llamada Jaca 2034. Será arriesgada, modesta o delirante, pero la clave reside en quién liderará esa expectativa, porque saldrá más reforzado en las urnas.

Lo más chocante para mí es la rapidez con la que Jaca, centro del universo olímpico de este país durante lustros, ha pasado de acoger solo el curling, en esa chapuza corrupta para 2030, a erigirse de nuevo como la auténtica mansión del Olimpo. Si con ello se completan pronto los tramos de la autovía, hasta nos haremos voluntarios olímpicos.

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