Opinión | Sala de máquinas

Arrimadas y la mística

En su doble condición de antigua monja y actual filósofa, Karen Armstrong resulta más que fiable a la hora de analizar los orígenes y fenómenos espirituales derivados de las grandes cosmogonías y religiones.

En su última entrega, Naturaleza sagrada (Crítica), la pensadora reflexiona sobre los elementos que, tanto en el medio natural como en el alma humana contribuyen a trascender la existencia.

Uno de esos factores sería la kènosis, palabra griega que puede traducirse por «renunciamiento» o «vaciado del yo».

Armstrong la relaciona a bote pronto no sólo con la vida espiritual de cualquier particular, sino con la paz mundial, no en vano habrían practicado la kènosis personalidades como Gandhi, Martin Luther King o Nelson Mandela. Particularmente clara sería la definición contenida en el Tao. Lao Tsé recuerda que esta energía no utiliza la fuerza, pues «engendra sin apropiarse, obra sin pedir nada, guía sin dominar».

En España, uno de los mayores representantes de la kènosis fue sin duda el místico aragonés Miguel de Molinos, nacido en Muniesa (Teruel), pero ejerciente en Roma, donde su doctrina fue en una primera fase ensalzada, para, finalmente, condenarse por herejía, como lo sería él mismo a manos de la Inquisición. Molinos moriría encarcelado, pero su Guía espiritual le ha sobrevivido como el último gran tratado de la mística española.

Algo así como la kènosis parece estar sucediéndole a Inés Arrimadas, la lideresa ausente, contemplativa, ascética, monástica, espiritual de Ciudadanos.

A la luz de su transformación místico-política, reparando en que su evolución, desde sus tiempos de diputada en el Parlament de Cataluña, hasta su actual reclusión en Madrid, claramente ha modificado su pensamiento y ánimo, comprendemos mucho mejor la deriva y situación de su partido o religión. No es que se haya retirado del ritual, del culto, sino que la lideresa busca una mayor profundidad ideológica, el «vaciamiento» de sus viejos argumentarios para una comunión más próxima y desprendida con la realidad.

Habrá que estar atentos al momento en que Arrimadas concluya su retiro. ¿Por qué durará tanto? ¿Tantos meses necesitaba para repensar sus errores? ¿Los corregirá? ¿Volverá más carismática y convincente, merced a la iluminación?

Mientras tanto, practiquemos nosotros también la kènosis…

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