El Periódico de Aragón

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Jorge Latre

TERCERA PÁGINA

Jorge Latre Galicia

Trilerismo lingüístico

Hemos asistido estupefactos a los requisitos de la ministra de Ciencia para la Agencia Espacial Española

Siete días, contados desde la publicación en el BOE de los requisitos para albergar la Agencia Espacial Española, nos han podido dar el sosiego necesario para reflexionar y recapacitar acerca de la riqueza de nuestra lengua.

Siete días y unas fiestas del Pilar de por medio, con todo lo que ello conlleva, en los que los ciudadanos de esta tierra hemos podido escuchar, completamente estupefactos, las razones esgrimidas por la ministra de Ciencia e Innovación del Gobierno de España defendiendo la bondad de estos, pero eso sí, muy democráticamente y como no podía ser menos abriendo el proceso «(…) a todas las ciudades». De España o de Europa, incluso del mundo si se me permite pues no se precisa. Si no es porque salvo en los territorios de siempre, entre los que debemos incluir el apetito descomunal de recursos materiales y humanos de todo el Levante español, presente y futuro de un magnífico granero de votos, la mera ensoñación de los mismos es una auténtica entelequia, un avatar, daría el asunto hasta para reír, o llorar. Recordemos; existencia de una amplia red de acceso a medios de transporte público (aéreo, tren, especialmente de alta velocidad, y por carretera), a menos de una hora de un aeropuerto internacional con conexiones a Bruselas y París e interconexiones con Frankfurt y Ámsterdam, etc.

¿Acaso son de nueva factura estos requisitos? ¿No se definieron hasta el final del proceso? ¿En qué momento nuestra clase política permite la ensoñación, el anhelo o la mera aspiración de una sociedad a su desarrollo si su explicación, como ha manifestado la propia delegada del Gobierno en Aragón, obedece y se fundamenta en criterios absolutamente irrefutables, completamente técnicos y no políticos? De ser el caso, ¿para qué están los políticos si con una tecnocracia acabaríamos en el mismo lugar?

Pero es que además desde el mismo altavoz se apuntala, con una rotundidad pasmosa que produce hasta escalofríos, que «(…) no hay que confundir descentralización con lucha contra despoblación (…)». Acabáramos. Hasta aquí hemos llegado. Si es que además evidentemente la responsabilidad del malentendido es nuestra, suya y mía, que no nos hemos enterado. Que las razones esgrimidas para descentralizar la Administración del Estado y ubicar diferentes organismos en distintos territorios (geografías, provincias, allende los de siempre o como se quiera) nada tenían que ver con generar oportunidades de vertebración, de desarrollo, de luchar contra la despoblación. Claro; al Gobierno de España le encantaría radicar la misma en, por ejemplo y entre otras muchas, Teruel, pero querido lector si no se puede pues no se puede.

No porque no queramos, es que no se puede. Entiéndalo usted. Qué más nos gustaría. Es que yo no puedo cambiar las cosas, todo y que sea el Gobierno Central. «Es el mercado, amigo» que decía un flamante y todo poderoso Ministro de Economía del Reino de España, otrora director gerente del Fondo Monetario Internacional. Quizás otras, ya veremos, ya lo pensaremos. En el mejor de los casos ya lo anunciaremos una semana antes de la apertura del proceso electoral.

¿Es el huevo o la gallina? Termino, y lo traigo de refilón. En estos mismos siete días el Consejo Nacional del Agua ha dado luz verde, entre otras medidas y con opiniones divergentes, a la instalación de paneles fotovoltaicos en el dominio público hidráulico; a riesgo de no equivocarme y no generar malentendidos lingüísticos, nuevos pasos hacia la instalación de paneles fotovoltaicos en embalses donde generar energía que servirá para el desarrollo socioeconómico de otros territorios.

Esos mismos embalses de la España vaciada, vacía y del interior, para los territorios de siempre, a los que abocar a nuestros jóvenes más formados. Pero seguimos sin anunciar medidas de calado para fijar y atraer población, valor sobre el que construir. Así que descentralizando y repoblando, que es gerundio.

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