EL COMENTARIO

Día Mundial del Agua

Día de lucha por el derecho universal al agua. Día de lucha por la gestión pública del ciclo integral del agua, desde la potable para consumo humano hasta la residual urbana que debe depurarse. Día de orgullo para quienes se significan en la lucha por los valores políticos y ecológicos que dan derechos a los pueblos.

En España, el primero en sacar pecho ha sido el alcalde de Valladolid, quien hace unos días presentaba a su ciudad como el referente nacional, pues su remunicipalización del servicio de aguas se ha demostrado muy positiva tanto para las arcas públicas como para la propia ciudadanía. Mientras en Aragón, Fabara, el pueblo que, durante los últimos quince años, ha podido presentarse a lo largo y ancho de España como el referente nacional en materia de depuración ecológica y sostenible en el mundo rural, no sólo no ha obtenido la misma consideración en el seno de nuestra comunidad autónoma sino que el menosprecio y la animadversión institucionales han sido su compañía en esta aventura.

La razón de esto reside sin duda en que la depuradora de Fabara llevaba implícita una tenaz defensa de la competencia municipal en depuración de aguas frente a la DGA y su Instituto Aragonés del Agua (IAA), quienes pugnaban por hacerse con esas competencias para, sorprendentemente, de inmediato privatizarlas. Una lucha basada no sólo en razones ecológicas y económicas, a las que ha cargado de peso la muy cuestionable gestión del IAA al respecto, sino también política. La pérdida de cualquier competencia siempre debilita a una institución. Y, estaba bueno el panorama en este envejecido, decadente y cada vez más vacío Aragón como para asistir pasivamente a un incremento de la debilidad de sus ayuntamientos.

Pero hoy ya nadie habla de la depuración de aguas residuales. Parece un tema superado, o caduco, en el que se da por bueno lo que hay. Quien tiene depuradora, bien; quien no la tiene, pues bien también. Quien la tiene ecológica y económica, bien; quien la tiene industrial y ruinosa, pues bien también. No hay ningún problema. Como todo el mundo paga el canon de depuración, el dinero de más que pagan los pueblos marginados o sensatos servirá para cubrir los excesos de los otros. Tal parece como si ya no existieran los valores políticos ni ecológicos. Como si sólo contase la economía y el balance final.

Pero hoy sigue siendo un día de lucha Y Fabara, aunque cansada de pagar multas y sanciones y de perder subvenciones mil, se prepara a celebrar este Día Mundial del Agua 2023 dejando de oponerse a que a sus vecinos les cobren ese IMAR –tan legal según el criterio de los jueces, como innoble e intruso según el nuestro–, va a celebrarlo con júbilo y coraje, pues tiene asumido que la vida del militante social no es un camino de rosas, sino un emocionante caminar hacia la victoria final jalonado de sinsabores que fortalecen.

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