Todo progresa adecuadamente

Daniel Gascón

Daniel Gascón

Seamos optimistas. Todo lo que miras con atención se vuelve interesante y genera lecciones valiosas. Ocurre incluso con una campaña electoral como esta, cargada de sobreactuación, promesas delirantes, estupideces y chapuzas, con más énfasis en la disputa a nivel nacional que en los problemas autonómicos y municipales. El fin de semana el presidente del gobierno anuncia una medida que se aprueba el martes en el consejo de ministros, a menudo contra la opinión de su socio en el ejecutivo. El martes ya se sabe que buena parte de lo que se anunció era insuficiente/imposible y la promesa debe ser aumentada, pero para cuando va a aprobarse la nueva promesa ya sabemos que buena parte de lo que se anunció era imposible/insuficiente, etc.

El fin de semana pasado el presidente dijo que el cine costaría 2 euros a los mayores de 65 años los martes, y el viernes el ministro de Cultura declaró que han descubierto que en algunos sitios los cines no abren el martes, así que habrá que ajustar esta encomiable medida que ayuda al grupo de edad más protegido por el Estado de bienestar. Se ha propuesto luchar contra el cambio climático poniendo una planta en el balcón. Se ha lanzado la idea de un Glovo público y se ha propuesto regular las apps de citas, mientras la plataforma pro transparencia Civio llamaba 150 veces a la Seguridad Social antes de poder hablar con un ser humano a propósito del Ingreso Mínimo Vital, destinado a los más vulnerables.

Pero siempre se aprende: hemos sabido que la presencia de exterroristas en listas electorales era buena y también era buena su retirada shrödingerana de esas listas. Ministros llevan camisetas denunciando a ciudadanos cuya causa se archivó y circula la idea de que a ETA la derrotó el PSOE casi ayudado por Bildu y con la oposición del PP: qué tiempos en los que se alertaba del populismo y la posverdad. Hemos visto un entusiasmo ilegalizante (indiferente a la opinión jurídica de los expertos) y a otros que parecen más indignados por «la utilización del dolor de las víctimas» que por el hecho de producir víctimas. Otras veces hay una empatía casi enternecedora: la prensa de izquierdas se preocupa por que Isabel Díaz Ayuso «rompa el discurso» de Feijóo y la prensa de derechas especula sobre el malestar de los barones socialistas con las alianzas de Sánchez. La iluminación tarda pero llega: esta semana una señora le preguntó a Irene Montero cómo había podido comprarse su chalet y la ministra de Igualdad, visiblemente enfadada, dijo que gracias a la herencia de su padre y a su pareja. Los defensores de los valores burgueses deberían celebrar su reivindicación de la herencia, la pareja, la familia y la propiedad. Parafraseando a Michael Oakeshott, la ministra es radical en nuestras vidas para poder ser conservadora en la suya. Su aprendizaje es costoso, pero progresa adecuadamente.

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