EL ARTÍCULO DEL DOMINGO

Tres mujeres, un hombre, un mismo partido y un incómodo socio

El 28M ha dado la vuelta a la tortilla en numerosas instituciones. Entre el éxito voraz de PP y Vox y el naufragio total de la división de las izquierdas, sobre todo de Podemos, el mapa político aragonés va a cambiar radicalmente. No se ha vivido otra igual nunca

Nicolás Espada

Nicolás Espada

Natalia Chueca, Lorena Orduna, Emma Buj, Jorge Azcón , el PP y Vox. Van a ser los próximos protagonistas de la política aragonesa. Las alcaldesas electas de Zaragoza, Huesca y Teruel y el futuro presidente del Gobierno de Aragón van a ser por primera vez todos del mismo partido, el conservador, algo que no había ocurrido nunca con el PP y solo en una ocasión con el PSOE: entre los años 2003 y 2007, la DGA estuvo presidida por Marcelino Iglesias y las alcaldías de Zaragoza, Huesca y Teruel estuvieron en manos de Juan Alberto Belloch, Fernando Elboj y Lucía Gómez, respectivamente, todos socialistas. En esta ocasión incluso se dio una situación también inédita. Que el presidente del Gobierno de España, entre 2004 y 2007 también fue socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Si el 23J la ola popular continuara y Alberto Núñez Feijóo fuera investido presidente, estaríamos en una situación similar con el PP por primera vez en la historia democrática. Ya se verá.

La pregunta es si eso es bueno o malo. En teoría, que las instituciones se entiendan es muy positivo y en este caso, con el líder regional del partido en el Ejecutivo regional, todo apuntaría a que los contactos bilaterales con los ayuntamientos más grandes de Aragón serán positivos. Pero de todo puede pasar. Casos ha habido en que las relaciones no han sido muy allá, como entre el presidente Santiago Marraco y el alcalde de Zaragoza, Ramón Sáinz de Varanda (PSOE), y Belloch e Iglesias también tuvieron sus más y sus menos, aunque más por cuestiones puramente partidistas. Pero también se han vivido épocas dulces como cuando el presidente de la DGA era el popular Santiago Lanzuela y la alcaldesa de Zaragoza, su colega de partido Luisa Fernanda Rudi. Todo fue como una balsa de aceite. Este escenario es en el que se va a mover la nueva cúpula de poder.

Pero hay un elemento distinto que siempre va a estar ahí y con el que van a tener que jugar todos menos la alcaldesa Buj: la extrema derecha de Vox. Con el partido de Abascal va a tener que contar el PP para muchas cuestiones. De entrada, no se sabe cómo va a responder el partido, aunque todo apunta que le marcará mucho el resultado de las elecciones generales del 23J. Hay otro elemento positivo, y es que durante estos últimos cuatro años los representantes de este partido en las instituciones no han mostrado la vehemencia que han tenido otros dirigentes de Vox en otras comunidades. Pero muchos de los planteamientos que apunta el que era candidato el 28M a presidente del Gobierno, el concejal de Teruel Alejandro Nolasco, ponen en alerta a casi todos: derogar «todas las leyes sectarias e ideológicas de la izquierda». A saber: la ley trans, la de memoria democrática, el Instituto Aragonés de la Lengua, revisar la ley autonómica de comarcas... Mucho miedo. El plan del socialista Javier Lambán de acordonar a Vox y negociar como si solo hubiera 60 diputados en las Cortes queda muy bien de cara a la galería pero es muy difícil de llevar a la práctica. Porque, además, se estaría pervirtiendo la democracia ya que los votos de Vox valen lo mismo que los de los demás diputados y concejales. La solución podría ser facilitar al ganador que gobernara sin que Azcón (porque las alcaldesas no necesitan de la extrema derecha para ser elegidas) tuviera que echar mano de los de Vox. Él ya ha repetido que no quiere saber nada con ellos, pero las cuentas de la investidura dicen lo que dicen. Aragón debe seguir avanzando y los electores ya han dicho con qué partido y qué personas quieren seguir en esa tarea, luego ahora le toca mover ficha a los que se sentarán en la Aljafería.

Se ha abierto un cambio de ciclo, podemos asistir a algo que Aragón no ha vivido nunca y lo que hay que pedir es que las instituciones sigan avanzando. La comunidad lleva buen rumbo y hay que seguir con esos vientos a favor. Si un solo partido (socios aparte) tiene que dirigir la política, que lo haga, sin pensar que es el único.