Taxis y Uber: David contra Goliat

Marco Antonio Navarro Laguna

Ya lo decía Francisco de Quevedo: “Poderoso caballero es don dinero”.

Por la puerta de atrás, con nocturnidad y alevosía, nos enteramos de que Uber empieza a operar en Zaragoza. Habrá argumentos que digan que la competencia es sana y que es para crear empleos, pero nada más lejos de la realidad.

Tenemos que partir de la base de que el mundo del taxi -el cual conozco muy bien porque fui taxista diez años, así como también lo fueron mi padre y mi abuelo- es un trabajo familiar. Familiar en el sentido que los 1.777 taxistas de Zaragoza son autónomos y viven de su taxi. No somos ni una pequeña empresa ni una grande: somos pequeños autónomos que, con el sudor de nuestra frente, mantenemos a nuestras familias.

Nunca olvidaré cuando mi padre, en pleno verano a cuarenta grados, se iba a trabajar para darnos de comer y por entonces no existía ni por asomo el aire acondicionado. O cuando una Nochebuena vino a las nueve de la noche habiendo recibido una paliza porque no le querían pagar unos clientes. En esa época, que no se denunciaba como ahora, te pegaban, no cobrabas y te ibas a tu casa caliente.

En mi infancia y adolescencia poco vi a mi padre. Siempre estaba trabajando. Siempre dando vueltas con el taxi. Cuando se le estropeaba el coche era un mundo porque no ganaba dinero y, encima, tenía que pagar la reparación. No conocí vacaciones tampoco porque tenía que trabajar. Con su esfuerzo y con su trabajo duro, me perdí muchas cosas, pero me enseñó otras. Con tesón y con esfuerzo todo se conseguía, aunque tienes que sacrificar cosas, entre ellas, el estar con tu familia. O cuando estudiaba de noche en las paradas la carrera de derecho que créanme no fue fácil esa época.

Este tipo de empresas plataforma vienen a intentar desmontar el mundo del taxi. Aunque aquí en Zaragoza no podrán.

¿Se imaginan que los bazares chinos pudieran vender medicamentos? ¿Se imaginan que en vez de estar solo la empresa Avanza de autobuses hubiera seis empresas más de autobuses?

Las concesiones administrativas como el taxi son servicios públicos impropios, siempre han estado reguladas para su control.

El taxi en Zaragoza ofrece profesionalidad. Tenemos la Cooperativa de taxis más grande de Europa. Tenemos una flota de coches ecológica y prácticamente nueva. Los taxistas pasan un férreo control de sus vehículos, así como también de la documentación habilitante tanto para ser taxista como para seguir siéndolo. Otro detalle no menos importante: cotizamos en España como pequeños autónomos que somos.

¿Realmente Uber puede dar servicio con quince coches? Porque, al fin y al cabo, lo que hay que hacer es dar el mejor servicio posible. No pueden parar clientes por la calle, así como que tienen una pre-contratacion previa para poder salir de su base. Y cuando terminan el servicio tienen que volver a base. Lo que buscan en Zaragoza es que los taxistas trabajen para Uber y así que las emisoras desaparezcan.

El taxi en Zaragoza es un taxi tradicional que hay que proteger frente a Goliat. De él dependen muchas familias de gente buena y honrada que, a base de muchísimas horas, mantienen a sus familias. No reblaremos frente a estas injusticias.