erre que erre

La cultura da el cante en Aragón

Nicolás Espada

Nicolás Espada

Brecha cultural. Eso es lo que se está abriendo entre la cultura que se está haciendo en una buena parte de los pueblos de Aragón y la que se ofrece a los habitantes de ciudades grandes como Zaragoza. No hay más que mirar el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea elaborado por expertos que se ha conocido esta semana y que es muy elocuente. Aragón es la segunda comunidad, después de La Rioja, que más propuestas rurales destaca: el Brizna de Ayerbe, el Doña Festival de La Almunia, El bosque sonoro de Mozota, Pueblos en arte de Torralba de Ribota, el Festival Manhattan de Murillo de Gállego y el SonNa de la provincia de Huesca. Curiosamente, ninguno de Teruel, aunque es cierto que en muchos pueblos de esa provincia también se ha dado mucho impulso para acercar exposiciones, espectáculos, conciertos y demás a sus ciudadanos. Por contra, Zaragoza capital, la cuarta-quinta ciudad de España, es la décima en cultura y ha bajado un puesto respecto al año pasado porque Valladolid le ha superado. En el mismo ranquin, entre los cien mejores proyectos culturales de España no hay ninguno aragonés y teniendo en cuenta la calidad e innovación de las propuestas, todas las comunidades autónomas están por encima de Aragón salvo Castilla La Mancha y Murcia. Desolador, y eso que todavía no se puede echar la culpa del todo a la pareja PP-Vox, esos que quitan Periferias y ofrecen una cultura más rancia.

Lo cierto es que en Zaragoza, por ejemplo, hace mucho tiempo que no existen esos grandes conciertos que solo se celebran en una ciudad de España y la gente tiene que venir, sí o sí, a verlos, como aquel de Metallica, por ejemplo. Pero tampoco se prima aquella cultura que no es tan de masas. Se llevan muchas ediciones de festivales de cine muy bien considerados, unos estupendos festivales de verano, programaciones teatrales de éxito... Pero algo sigue fallando. Primero, las instituciones públicas cada vez dedican menos tiempo y dinero a la cultura (el Museo de Teruel tiene menos presupuesto que en 1990). Segundo, se vende mal fuera de nuestro territorio, como esos grandes conciertos del Auditorio, magníficos, con figuras como Javier Camarena y Zubin Mehta este mismo mes. Y tercero, todavía hace falta un mayor impulso a entidades privadas como las fundaciones Ibercaja y Caixabank o Aragón en vivo.

Con menos fondos, en las zonas rurales se está haciendo mucho (quizás es más fácil burocráticamente hablando) y que Amaral actúe este año en Mozota es muy llamativo. Hay que dar el cante de otra manera, en positivo. Ahora se han puesto las instituciones a repensar modelos y replantear la política cultural. Lo podían haber hecho al elaborar los programas electorales. Pero, en fin, que lo hagan pronto. También en Zaragoza. Aunque asustan.

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