CON SENTIDO/SIN SENTIDO

El enigma gallego

Hernán Ruiz

Hernán Ruiz

En una península donde todo cambia cada pocos kilómetros, Galicia se presenta con una cierta unidad de paisaje, paisanaje, lengua, cultura y modos de vida. Esta personalidad unitaria convive con una gran heterogeneidad. Hay muchas Galicias: urbana y rural, progresista y conservadora, nacionalista y galleguista, interior y marina, etc. Pero si hay un elemento común en este pueblo, es el pragmatismo. En lo político y social eso explica que voten a una sigla u otra según las elecciones, que elijan a un partido populista para defender los intereses orensanos o que asuman resortes caciquiles o mafiosos (contrabando) si eso resulta rentable. En lo económico eso se manifiesta en su habilidad para sacarle partido al mar, a las riberas vitícolas, al ganado, a los bosques maderables, a su música y rica gastronomía... Muchas veces de manera encomiablemente sostenible, otras arrasando las frondosas autóctonas con esos eucaliptos, exaltados por la ignorante Ayuso, que son alimento para las papeleras y para el fuego. Vivo al menos un mes al año en Galicia y escrudriño sus rincones y sus gentes admirado y sorprendido muchas veces, otras espantado (el feísmo gallego). Me llama la atención el profundo sentido de arraigo a la tierra que tienen todos, los más nacionalistas y los menos. El éxito del PP de allí se fundamenta, de hecho, en un sentir común de galleguidad compatible con España; y en el sector progresista igualmente se distingue el momento de contribuir a la gobernabilidad de España (con mayoría socialista) o a la de la autonomía (optando por el BNG). Esa Identidad pragmática ha sustituido al galleguismo celta que, para diferenciarse de Castilla, se inventó Manuel Murguía, esposo de Rosalía de Castro; hoy es cuestionado por la intelectualidad de izquierda a favor de una lectura social, feminista y transversal y otra regionalista pragmática en la derecha. A Galicia solo la entienden los gallegos, que tomen nota algunos.

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