Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Guerra y negocio

Las guerras ya no son lo que eran. Mucho menos, lo que en el futuro serán. Cambios conceptuales, tácticos y estructurales en los modernos ejércitos han convertido sus feroces maquinarias de destrucción en pingües negocios.

Como en todas las altas finanzas, no hay la menor ética en sus quehaceres. Allá donde las normas clásicas de los tratados internacionales imponían un cierto respeto a las poblaciones civiles y a los contingentes de prisioneros, otra moral bien diferente las está desplazando hacia la destrucción masiva (Rusia), la práctica del genocidio (Israel) o el sacrificio de las minorías (Turquía, China...).

Otro elemento, cada vez más globalizado, que viene condicionando las prácticas bélicas y que, con toda probabilidad, se mantendrá y multiplicará en próximas contiendas es la proliferación de los ejércitos privados. Sobre este tema conviene leer el ensayo de Francisco Rubio Damián, Guerra. S. A. (Espasa), en cuyas páginas se proporciona una sorprendente y crítica información, además de un lúcido análisis.

A compañías de mercenarios como Blackwater (Estados Unidos) o Grupo Wagner (Rusia) hay que sumar numerosas empresas que colaboran con distintos países en logística militar. Realizando, ¿qué tipo de funciones? Tan variadas como el transporte y reabastecimiento en vuelo de aeronaves, por ejemplo. En ese sector, la firma privada Air Tank viene prestando servicios a la británica Royal Air Force, a base de aportarle modelos de Air Bus valorados en 300 millones la unidad. Otra compañía privada, Air USA, que entrena pilotos norteamericanos, acaba de cerrar un acuerdo de compra de 46 cazas F/A 18 Hornet con la fuerza aérea australiana.

¿Más ámbitos de operaciones para esas compañías privadas? Los servicios de vigilancia marítima, sin ir más lejos. Muy demandados desde que los piratas somalíes o yemeníes pusieron en jaque las rutas del Índico y del Canal de Suez, amenazando a buques mercantes con banderas occidentales.

Al vaivén de los conflictos armados han crecido empresas como la británica G4S, que opera con 650.000 empleados y 125 oficinas en otros tantos países. Asimismo, la inteligencia artificial está abriendo todo un mundo de nuevas posibilidades en el campo de la ingeniería militar, investigándose sofisticados armamentos y sistemas de comunicación.

Más que nunca, la guerra es el mejor negocio.

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