Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Presupuestos

El mayor error del actual Gobierno español presidido por Pedro Sánchez no es haber hincado la rótula delante del maletero de un coche lleno de dinamita política, e intentar abrirlo sin llamar a los tedax de la justicia, sino haber dejado a cuarenta y tantos millones de españoles sin su presupuesto anual.

Dicha herramienta, la ley presupuestaria, es la única de la que realmente no puede prescindir un gabinete de ministros si de verdad pretende gobernar. Como Pedro Sánchez lo ha hecho, ha retirado sin fecha sus presupuestos, renunciando a ellos, no gobierna libremente, sino que lo hace de manera vicaria, condicionada a unas cuentas pertenecientes al pasado, agotadas, prorrogadas de mala manera, inservibles para satisfacer la demanda financiera de un 2024 que económicamente se puede considerar ya como un año perdido.

Por el contrario, con unos presupuestos aprobados a su debido tiempo, esto es, en el mes de enero del año entrante, se podría y debería haber gobernado hasta hoy sin sobresaltos. Especialmente, si en dichos presupuestos para 2024 se hubiesen incluido todas las partidas necesarias para el correcto funcionamiento de un país como el nuestro, desde las dotaciones presupuestarias para grandes obras públicas al pago de la deuda, las pensiones, los sueldos de los funcionarios, los compromisos adquiridos con toda clase de instituciones económicas y sociales, la financiación de las comunidades autónomas... Lo primero que haría el buen gobernante sería estudiar, negociar y procurar aprobar sus presupuestos. Pero Sánchez, que ciertamente es un notable estratega, no es un buen gestor.

Entre otras cosas, porque sus socios catalanistas no le permiten serlo.

Si no hay en España nuevos presupuestos no es porque la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no los haya confeccionado, sino porque Junqueras y Puigdemont no quieren que esta nación, a la que dicen no pertenecer, funcione. Y puesto que, al negarse a apoyarlos con sus votos en el Congreso, los presupuestos de PSOE y Sumar no iban a salir, los socialistas, debido a esa certeza, ni siquiera los han tramitado.

Y así, sin las cuentas aprobadas, sin nuevas inversiones, sin horizonte económico, sin nada que hacer en Madrid, Sánchez se dedica a las elecciones catalanas, a ver si en sus mítines alguien le explica cómo podría gobernar.

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