Opinión | el artículo del día

La doble vara

Ningún presidente socialista hubiera sido tan «comprensivo» con unas declaraciones como las

que ha hecho Nolasco sobre el Islam

La legitimidad democrática la da el cumplimiento de la ley. Yo esto lo tengo clarísimo. Y por eso me pregunto: ¿los votos conseguidos en unas elecciones dan legitimidad democrática para cualquier cosa? ¿Ganar las elecciones es un «pase de oro» para hacer lo que nos dé la gana en política? Yo estoy convencido de que no. Lo digo porque me ha parecido oír a algún representante político justificar la conveniencia de unas palabras xenófobas del vicepresidente del Gobierno de Aragón porque «la gente nos ha votado».

PP y Vox tienen toda la legitimidad democrática para gobernar Aragón, porque así lo determinan los procesos democráticos establecidos por ley a raíz del resultado en las últimas elecciones autonómicas. Pero dudo que su vicepresidente tenga legitimidad alguna para negar, por razón de su posición, derechos fundamentales establecidos en leyes básicas tanto nacionales como internacionales.

En el momento en el que ataca a derechos fundamentales como es el de la libertad religiosa o el de la ciudadanía, Nolasco pierde toda legitimidad democrática. El derecho a la crítica o a la libertad de expresión es injustificable cuando supone un ataque a otros derechos y más concretamente a un colectivo, exclusivamente por la religión que profesa. Y es todavía más despreciable si ejerce un cargo institucional desde el que está obligado, así lo ha prometido o jurado, defender a todos los ciudadanos en la defensa de sus derechos.

Quienes han puesto a semejante peligro al frente de un gobierno, los del Partido Popular, se niegan a condenar las palabras del vicepresidente del Gobierno de Aragón. Los que esperamos que siga siendo un partido de Estado querríamos, al menos, un poco más de contundencia: poner a Nolasco en su sitio. Pero, desde una postura de lealtad mal entendida, se resisten a romper filas. Al mismo tiempo, todos sabemos que si esas mismas palabras las dijera una persona con otra ideología, los mismos que hoy las minimizan se estarían rasgando las vestiduras y habrían creado un escándalo mediático de grandes dimensiones.

Y es que algunos tienen una forma muy curiosa de ver los derechos, las libertades o las obligaciones. La derecha y la ultraderecha demuestran diariamente que en la defensa y cumplimiento de la Constitución sólo ven lo que ellos quieren e ignoran lo que no les interesa. La miopía es asombrosa. La falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial, un escándalo de incumplimiento flagrante.

Es la doble vara de medir que caracteriza a los populares y que han elevado a casi una forma de hacer política. Una forma de actuar cada vez más extendida por la que la misma cosa hecha por un militante de izquierdas es condenable, mientras que no lo es si la hace uno de derechas. Así se entiende la vehemencia con la que ahora, con la explosión del caso Koldo, condenan cualquier enriquecimiento ilícito en el mercado de mascarillas, mientras siguen considerando como un factor habitual del mercado lo ocurrido con el hermano de Ayuso. Es lo mismo, pero no lo ven. Vara de medir en función de quién es, no de lo que es. Las líneas rojas, según en qué lado de los hemiciclos estás sentado.

Me alegra muchísimo estar en el lado de quienes atajan sin contemplaciones los casos de corrupción, frente a quienes los tapan y justifican. Estoy muy tranquilo de poder decir, sin temor a equivocarme (ya ha habido casos), que ningún presidente socialista hubiera sido tan «comprensivo» con unas declaraciones como las que ha hecho Nolasco sobre el Islam. Estoy orgulloso porque milito en un partido que no ejerce esa doble vara de medir en la que ya vive el Partido Popular.

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