Opinión | SALA DE MÁQUINAS

El narco y el rey de Bitinia

Hace unas pocas fechas, el jefe de la oposición y presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, declaraba solemnemente en público: «Yo no soy ningún César».

Fácil fue suponer al oírle que, con esa frase, muy estudiada, desde luego, pretendía aludir el dirigente conservador a su supuesto y moderado talante, que él mismo estaría considerando muy alejado de cualquier autoritarismo o cesarismo. Era una forma táctica de presentarse ante su partido y el resto de la sociedad como un político equilibrado, alejado de cualquier veleidad personalista. Y una manera, también, sutilmente, de aludir en tono crítico al cesáreo Pedro Sánchez, su gran rival.

Curiosamente, a través de los visajes y visillos de la historia, sí resulta posible encontrar, entre Feijóo y Julio César, al menos una coincidencia.

En ambos casos, tendría que ver con comportamientos poco éticos.

En el caso de César, aquel episodio fue inspirado por su relación con el rey bitinio Nicomedes IV. Se llegó a decir que el general romano, no contento con aceptar sus sobornos, se había rebajado a ejercer como «copero» y amante del rey de Bitinia.

En el caso de Feijóo, la sombra que oscura se cierne sobre su pasado moral, inevitablemente ligado al institucional, es la de otro rey, pero de la cocaína, con quien el gallego mantuvo una relación de amistad ocupando ya cargos públicos.

En la circunstancia de César, aquella mancha en su historial, fuese o no cierta, le perseguiría durante toda su larguísima carrera política. Catón, Cicerón y otros muchos tribunos republicanos utilizaron su vínculo con Nicomedes para perjudicarle cuanto pudieron. Cada campaña a cónsul o a pretor, cada enconado debate en el Senado salía a relucir Nicomedes. Uno de aquellos senadores romanos llegó a referirse al gran Julio como «la reina bitinia».

Asimismo, en el devenir político de Feijóo, sus adversarios, especialmente desde el Partido Socialista, vienen utilizando una y otra vez su relación con el narco Marcial Dorado para tratar de desprestigiarle personalmente y evitar que el líder popular se convierta en un ariete contra la corrupción. En cuanto aparece un Koldo, reaparece aquel Marcial del yate gallego...

Resultando de todos modos que, aunque Feijóo no quiera ser un nuevo César, los dos cometieron regios errores...

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