Opinión | SALA DE MÁQUINAS

César o Catón

Hay muchas formas de gobernar, pero la democracia y la dictadura han establecido los dos modelos principales (este último, nada modélico).

La competencia entre ambas fórmulas viene de muy atrás. De los romanos, podría afirmarse, quienes, a su vez, se inspiraron en las asambleas populares de las ciudades griegas para cimentar su sistema parlamentario republicano, encarnado en su todopoderoso Senado. Casi omnipotente hasta que, a manos de altos generales como Sila, Mario o Julio César dejó de serlo, retrocediendo en el capítulo de libertades para deformarse hacia regímenes de carácter mucho más personar, militar y dictatorial.

A propósito de una lucha política de esta clase, la que en la Roma anterior a Cristo libraron en todos los foros Julio César y Catón, versa el nuevo ensayo del historiador y catedrático de la Universidad de Oxford Joshia Osgod: César contra Catón (Editorial Crítica).

Por un lado, Osgod nos ofrece un estudio comparado de estos dos grandes personajes, contemporáneos en su convulso tiempo (César era solo cinco años mayor que Catón), y representativos de polos opuestos de la política romana. Encaminándose César hacia el triunvirato con Craso y Pompeyo, para buscar luego, al deshacerse de ellos, su sola autoridad y gloria. Contrariamente, trató en cambio por todos los medios –empezando por su excepcional oratoria–, de resistir Catón al frente de unos bancos senatoriales no siempre unidos, pues el soborno era ya entonces moneda de cambio.

César, ambicioso y despiadado como militar, buscó como tribuno el voto popular repartiendo tierras con sus leyes agrarias. Opuestamente, Catón, enemigo de tales dádivas, se esforzó por construir un sistema contable que hiciera innecesaria para la economía de Roma la exacción de tributos y botines mediante las armas.

Con amplio fondo documental y hábil narrativa, Osgod nos invitará a ir deduciendo de las biografías de estos dos titanes las consecuencias que sus actos e ideas tuvieron para una Roma todavía republicana y senatorial, pero a punto de convertirse en imperialista, dictatorial y «cesárea».

El estoicismo y la sobriedad de Catón contra los excesos y extravagancias de César. Historia, política, psicología... Aquella Roma, que también fue la de Catilina o la de Cicerón, tiene hoy mucho que enseñarnos.

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