Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Un gran truco

En sus peores pesadillas, a Alberto Núñez Feijóo se le aparece Carles Puigdemont en forma de Muñeco Diabólico. En medio de un tremendo susto, el líder del PP despierta del sueño de estar en Moncloa. En la penumbra de la política española, dentro de su irrespirable habitación, Feijóo se frota los ojos, pero no ve al sedicioso diablillo. ¿Dónde estará? ¿Era sólo un sueño? ¿O se trataría del propio Puigdemont, que habría vuelto a huir en aquel maletero? Tal vez, sospecha don Alberto, el otro mago, Sanchini, le ha hecho desaparecer de nuevo, allende los Pirineos. Pero en ningún caso eso evitará que cuando Feijóo vuelva a dormir, a soñar, se le aparezca otra vez el Muñeco Diabólico, ahora convertido en presidente de la Generalitat.

En el PP están convencidos de que ése y no otro va a ser el gran truco del hechicero de Ferraz.

Como el prestidigitador que es, Pedro Sánchez habría despistado al público con el pase mágico de su retiro, desapareciendo él mismo durante cinco largos días, pero en realidad cohabitando en secreto con Puigdemont para preparar el espectáculo post-electoral y hacer desaparecer a Feijóo. El druida gallego viene comprobando cómo su magia ancestral, tan eficaz en tierras de Finisterre, no funciona así de bien en Madrid o en Barcelona, donde el público es menos tradicional y no cree en las brujas. Esos públicos, esos votos podrían acaso aplaudir la reaparición de Puigdemont en el palacio de San Jaume, convertido en marioneta de Pedro Sánchez, y hasta quedarse a disfrutar del espectáculo. Actuación que Feijóo desea evitar a toda costa, y por eso la denuncia en su fase de preproducción.

El Partido Popular tiene muy fácil evitar que Puigdemont vuelva a ser president. Bastaría con que ofreciese sus votos a Salvador Illa para apuntalar una legislatura coordinada por los dos grandes partidos españoles y constitucionalistas. De esa manera, se evitaría cualquier veleidad que el PSC pudiera tener a la hora de plantearse siquiera investir al Muñeco Diabólico. Junts quedaría en la oposición, lugar donde le corresponde estar, y ellos a gobernar y a seguir desmontando las patrañas de la republiqueta y de la historieta catalanoaragonesa.

Un pacto en Cataluña PSOE-PP... ¡Ese sí que sería un gran truco!

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