Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Milei, el provocador

El presidente de Argentina, Javier Milei, la ha liado parda, pero... ¿cuándo no lo hace?

Consustancial a este radical personaje parece ser su permanente sobreactuación frente a públicos y medios de comunicación. En su lenguaje, en su mímica, en su congestión, en esa vesánica manera de mirar, de apretar los puños, de encenderse, revela también que dentro lleva un showman o un clown, según el número que interprete.

El que trajo a España no ha sido particularmente gracioso. Insultar a otro presidente del gobierno no es nada divertido, ni edificante, ni una salida a celebrar, menos aún en país ajeno. ¿Ha hecho bien Pedro Sánchez en no contestarle? Yo creo que sí. El que no ha obrado tan acertadamente, porque se ha equivocado, ha sido Albares. Nuestro ministerio de Exteriores yerra al considerar las críticas de Milei un ataque a España. Falso. No lo fueron. Milei no atacó a los españoles, tan solo al presidente del gobierno. La identificación de Sánchez con el país, esgrimida por Albares es, además de errónea, tendenciosa.

Javier Milei no insultó a España, desde mi punto de vista, pero tampoco respetó el protocolo elemental de su cargo. Vino a un mitin de partido, cierto, para intervenir junto a Santiago Abascal en un acto político, de parte, pero aprovechó el viaje para, como presidente, entrevistarse con empresarios españoles, algunos de ellos representantes de la gran patronal; negándose, sin embargo, a despachar con ministro alguno del Gobierno de Sánchez, con el propio Sánchez o con el Rey. La descortesía de no pasarse a saludar siquiera al Jefe del Estado español habla muy poco en favor de la categoría de este extraño y agotador personaje, al frente de la siempre derrengada e incomprensible Argentina.

Cuya economía está experimentando un brusco cambio, a tenor de las políticas económicas implementadas desde hace unos meses por el nuevo equipo de la Casa Rosada. Milei, que no es ningún ignorante, sino un economista bien formado, ha declarado la guerra al Estado tal como se concibe en la mayoría de países de Europa. Habrá que ver si sus recetas sacan a su país de la ruina o terminan de arruinarlo. Y habrá que ver cómo evoluciona el propio Javier Milei...