Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Primero de primarias

La campaña de las elecciones europeas ha comenzado con total normalidad; esto es, sin que se hable para nada de Europa.

Lo contrario habría sido extraordinario; noticia, incluso.

Para hablar de Europa habría que tener, aparte de unos cuantos diputados en nómina, un conocimiento, un programa y algunas propuestas. Siendo seguramente por eso, debido a la cantidad de trabajo, por lo que la mayoría de los partidos opta por simplificar la significación de estos comicios, sus debates y consecuencias en una suerte de «elecciones primarias». Como si, en lugar de decidirse el 9J la composición de los organismos europeos, se estuviera ventilando el gobierno de España.

Este fraude electoral –pues lo es–, viene pegándose tan tradicional y literalmente a las elecciones al Parlamento europeo que nos llenaría de asombro comprobar que de repente los candidatos se ciñesen al ámbito que aspiran a representar y hablasen a sus electores de la legislación europea y de sus políticas en términos de ecología, defensa, moneda, emigración, agricultura, pesca, lucha contra el tráfico de armas o de drogas... Inaudito resultaría que, además de ver Eurovisión y buscarse piso en Bruselas, supieran hacernos llegar para qué piensan residir allí los próximos años, y qué se proponen hacer por Aragón y el resto del país si salen elegidos.

Hasta ahora, no ha sido así. Debido, quizá, al estrés que sufren los eurodiputados con tanto viaje y comisión, debido, tal vez, a un problema de comunicación, las noticias de sus éxitos, de sus logros, de sus intervenciones o de su simple y pastueño transitar por el Parlamento de la Unión apenas han llegado a la opinión publicada; menos aún, a la opinión pública; prácticamente en ningún aspecto, a la básica o general información de los aragoneses. De hacerse una encuesta a pie de calle, de preguntar al pueblo llano por los nombres de los eurodiputados que han representado a Aragón (dentro de esas listas únicas, jerárquicas y centralizadas de sus sellos ideológicos), el encuestador se iba a quedar en paro.

¿Solución? Abandonar el curso de primero de primarias, madurar y celebrar de verdad unas elecciones UE sobre temas comunitarios, con el propósito y convencimiento de lograr grandes objetivos... si se sabe cuáles.

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