Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Sabia Europa

Durante toda la campaña a las europeas, Esteban González Pons, seguramente el más veterano de los eurodiputados del PP, ha venido afirmando que el famoso «dique» contra la ultraderecha no solo lo levantaban en la Unión los socialistas, sino también ellos, al estar ambos, socialistas y populares, tácitamente asociados.

Ese acuerdo, que efectivamente ha venido existiendo, entre la derecha y la izquierda en Bruselas ha servido, obviamente, para apuntalar mayorías en temas sustanciales como la guerra de Ucrania, la política inmigratoria o la regulación del precio del dinero. Resultando, por tanto, un arma de gestión tan eficaz en la práctica del día a día como sostenible en el tiempo de la legislatura. Acuñándose como ejemplo de gran marco de negociación tanto en su pragmático uso como en su teórica justificación, así como utilísima herramienta a la hora de salvaguardar políticas y esencias europeas.

Dado el éxito que en Europa ha disfrutado –y que seguramente seguirá gozando– ese pacto derecha moderada-socialdemocracia, ¿por qué no ha funcionado en España? ¿A qué se debe que, siendo, no sólo posible, sino recomendada por la instancia continental, su implantación peninsular en esta España de la piel de toro haya sido de todo punto imposible?

Para muchos españoles, y a imitación de la sabia Europa, un pacto PP-PSOE o PSOE-PP habría sido la mejor solución a los problemas sufridos por el país durante la última década.

De haberse alcanzado esos acuerdos, acaso habría podido evitarse la deriva del secesionismo catalán, esa sucesión de locuras que nos ha conducido al extremo actual, donde un personaje como Puigdemont que pinta menos en Europa que Pichorras en Pastriz resulta ser el amo y señor de la política española.

De haber llegado a pactos, socialistas y populares podrían perfectamente haber consensuado el relevo de la cúpula judicial, la ley de vivienda, la reforma laboral, la política salarial, la política exterior, la política educativa, la financiación de las comunidades autónomas, una bajada de impuestos, la deuda exterior, la dependencia en la importación de combustibles y tantos y tantos otros aspectos necesitados de mayorías parlamentarias para consolidarse y no quedar al vaivén de los partidos.

Europa, sabia en sus pactos… ¿Y España?

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