El Periódico de Aragón

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Carmen Lumbierres

El triángulo

Carmen Lumbierres

Aire para algunos, bochorno para otros

Siete años esperando la vuelta del debate del estado de la nación, y la casi agosticidad de los días elegidos mezclada con la resaca de las elecciones andaluzas han devuelto a la política, con excepciones, del lugar del que nunca debió de salir. Vuelve la ideología a los discursos, la importancia de las decisiones económicas que no son solo gestiones burocráticas unidireccionales sino el ejercicio de proyectos transformadores en una dirección o en la contraria. No confrontaban solo Sánchez y Gamarra, ella más preocupada por recordar que ETA existió en el eterno retorno de la instrumentación de las víctimas, en la tribuna estaban las becas para los ricos de Ayuso, los pobres que no encuentra el consejero Ossorio o la confusión entre la prima de riesgo y los tipos de interés del experto Feijóo. El PP que siempre busca llevar el debate a lo económico, donde se siente fuerte ayudado por la crisis pandémica y ahora por los datos de la inflación, apareció con la apropiación de la figura de Miguel Ángel Blanco, no de una manera improvisada porque los actos se han seguido sucediendo en los días siguientes, ese fue el escenario inicial.

Algunos cogieron aire como el presidente del Gobierno después de unas semana negras para la coalición o Mertxe Aizpurua con el discurso del reconocimiento del dolor de las víctimas y siguiendo la apuesta de jugar en primera línea de la política vasca y española, en clara competición con el PNV que busca espacio propio desligándose de la coalición de gobierno, nadando entre dos aguas de las que saldrá flotando como siempre. Fue la penúltima actuación de Ciudadanos en un completo desdibujamiento de la formación, el lamento de las heridas de Vox que tenía unas expectativas diferentes para Andalucía y sigue digiriendo que igual ha tocado de techo y la fragilidad de Junts per Catalunya en una transición de liderazgo con imputación mediante. ERC ofreció su cara más nacional como sinónimo de lo estatal, más preocupado por la izquierda que por lo territorial, de las fronteras de un país llamado España y sus alambradas, votó en contra de las últimas leyes sociales aunque quizá su acercamiento a Unidas Podemos lo modifique en el futuro. Felipe González tras las elecciones de 1993 dijo haber entendido el mensaje, Sánchez hacerse cargo de la situación justo tres días después de la presentación de Sumar de la vicepresidenta Díaz, visiblemente incómoda con ese discurso. En otoño veremos qué globos siguen soportando la crisis y cuáles van perdiendo altura, con una remodelación de Gobierno que impulse la euforia de los últimos días.

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