EL TRIÁNGULO

Simplemente, adiós

Carolina González

Carolina González

Con la legislatura prácticamente acabada en las Cortes de Aragón, llegan las despedidas. Son muchos los diputados que no volverán a sentarse en su escaño, bien porque no irán en las listas de sus respectivos partidos, bien porque no conseguirán representación al quedar relegados a puestos bajos. La semana pasada, con la celebración del último pleno ordinario, algunos dijeron adiós a sus compañeros de filas y adversarios políticos. Entre ellos una emocionadísima Susana Gaspar, de Ciudadanos, a la que le costaba articular cada palabra entre lágrimas, y un más contenido y locuaz Nacho Escartín, de Podemos, que aprovechó para mostrar su orgullo al haber podido representar a los ciudadanos en la casa de todos los aragoneses.

Tampoco seguirán el hasta hace poco presidente del PP Luis María Beamonte, ni la consejera de Sanidad, Sira Repollés, que vuelve a su consulta y abandona la política. Dejarán atrás una etapa que recordarán con sus pros y sus contras, pero seguro que a todos ellos les pesará más lo construido que lo perdido. Como dice un amigo periodista y fotógrafo, lo que queda del tiempo son los recuerdos y, por razones psicológicas, añado yo, tendemos a guardar los buenos y a relegar los malos. Por supervivencia, por optimismo o por lo que sea.

La vida son etapas. Esta es una más. Como todas hay que encajarlas, aceptarlas y continuar hacia delante. Ni empiezan cuando queremos ni acaban como queremos, pero así funciona. En el terreno político y en todos los demás. Desconozco si alguno de ellos habrá pensado qué cambiaría si pudiera volver atrás –otro clásico de los pensamientos rumiantes que tenemos los seres humanos–. O si el resultado habría sido el mismo de haber hecho B en lugar de A. Nadie lo sabe ni puede saberlo, así que toca afrontar lo que venga. Todo lo desconocido da miedo. O suele darlo. Genera incertidumbre, te saca de tu zona de confort por reciente que sea. Pero eso no significa que tenga que ser irremediablemente malo o peor que lo experimentado anteriormente. Precisamente porque no suele serlo, es tan atractiva y adictiva la idea de descubrir, indagar o transitar por lo desconocido. Aunque sea algo hecho anteriormente, es diferente porque cuando uno regresa ya no es el mismo, lleva nuevas experiencias en su mochila que le hacen afrontar una misma situación de diferente manera. Sobre todo en política. Esta debería ser, precisamente, la más transitoria de todas las etapas profesionales, aunque ya sabemos que eso no es lo que abunda. Por el placer que da servir a tus conciudadanos, por los proyectos pendientes que requieren otra legislatura más o por aceptar nuevos cargos en diferentes administraciones. Cada uno sabrá.

Suscríbete para seguir leyendo