De la historia viva a la historia por escribir. De Xavi Aguado a Marc Aguado. De un padre orgulloso a un hijo con un enorme futuro por delante. No se atrevió el joven centrocampista a afirmar tras el encuentro que la saga va a continuar (“todavía es pronto para decir eso”), porque el listón que dejó el eterno central, leyenda viva del zaragocismo gracias a sus 473 partidos oficiales como blanquillo, está a un nivel estratosférico, pero todo tiene un comienzo y el de Marc, que desde bien pequeño ya pisó el césped de La Romareda junto a su padre cuando no era consciente de la dimensión de su figura, llegó en el Nou Estadi de Tarragona en la Copa del Rey y con el eterno capitán en la grada como testigo directo.

El soñado debut tuvo lugar por fin, como el de Marcos Baselga, otro zaragocista de cuna. Después de una vida entera creciendo desde la cantera, Marc Aguado se sumó a la fiesta y ya puede decir que jugó en el Real Zaragoza. Es la primera página de un libro que solo el tiempo escribirá. Además, se dio la circunstancia especial de que Víctor Fernández, que fue entrenador de Xavi en la década de los 90, es el técnico que le hizo saltar al terreno de juego como blanquillo por primera vez. “Conociendo a Víctor habrá pensado lo mayor que es”, contó Xavi bromeando sobre esa coincidencia. Más allá de eso, el técnico “ha sido valiente cambiándole por James tan pronto, demostrando lo que siempre ha sido, y Marc se lo agradecerá”, agregó.

Para el gran capitán fue un día de “mucho orgullo y emoción” por ver a su hijo continuar el legado con el escudo del león en el pecho, pero también de “muchos nervios”. Eso sí, no más que los de Marc, que se dejó las entradas de su familia en el hotel y tuvieron que ir a recogerlas para poder presenciar el debut del centrocampista y todo ello a pesar de haberle aconsejado que “estuviera tranquilo, que hiciera lo mismo que en filial y así iría todo bien”, tal y como relató Marc sobre los consejos de Xavi.

“Es muy zaragocista”

No es central, pero ha heredado la elegancia de su padre. Salió a los 55 minutos para dar descanso a James Igbekeme, titular en el último duelo contra el Sporting, y oxigenó el medio, encajó bien con Javi Ros, se adaptó al juego combinativo y a las triangulaciones del Real Zaragoza y mostró carácter en los peores minutos del equipo en el Nou Estadi ante un Nástic volcado y mejor plantado sobre el césped.

“Ha sido valiente, ha tenido personalidad, le he visto suelto y con mucha determinación. Siempre se adapta a las circunstancias, se ha acoplado muy bien con Javi Ros y será una experiencia para recordar”, subraya Xavi, al que le preocupaba que “el estadio y el rival, con jugadores que han jugado en Primera y Segunda”, así como que “Marc es muy zaragocista”, lo que podía propiciar que se generasen nervios que pudieran jugarle una mala pasada.

Pero no fue así. En el campo tuvo desparpajo, si bien ante los micrófonos mostró la inocencia y timidez de un chico de 19 años. “Es increíble. Estar más de 8 años en la cantera y que te den la oportunidad es inimaginable”, explicó Marc tras el partido, visiblemente feliz. No era para menos. El legado de los Aguado, historia del Real Zaragoza, continúa vivo.