Este martes, con el deber cumplido en el Real Zaragoza, entre otras cosas por su magnífico nivel en el centro de la zaga, más propio de un central veterano, autoritario, inteligente y hecho que de un recién llegado, Alejandro Francés se incorpora a la selección sub-21 para la disputa de la fase final del Europeo. A sus 18 años es el moderno y lujoso mascarón de proa de la nueva promoción de futbolistas nacidos de la Ciudad Deportiva. En pocos meses, el defensa se ha instalado en el primer equipo con todas las de la ley y, por meritocracia, ha pasado de promesa a realidad y se ha convertido en pieza apetecible para los peces más grandes del mercado, con un presente consolidado y un futuro irresistible. A Francés le han acompañado en el inicio de esta aventura en el fútbol profesional Francho, centrocampista de ida y vuelta, lúcido y calidad posicional, y Azón, de profesión delantero y alma guerrera. Dos figuras importantes también para entender la permanencia.

Francés, Francho y Azón son los tres últimos jugadores con denominación de origen brotados del incontenible manantial de la Ciudad Deportiva. Han tomado el testigo de Vallejo, Diego Rico, Pombo, Nieto, Delmás, Lasure, Pep Biel, Soro o Guti y preceden a los que vendrán, algunos de ellos ya en la última fase de cocción. Todos ellos son los frutos consolidados del área más brillante del Real Zaragoza en estos oscuros ochos años en Segunda División. El trabajo con la cantera ha sido excepcional y de ello son directamente responsables sus gestores, con Ramón Lozano a la cabeza y todo un equipo de profesionales discretos en su manera de entender el mundo, al servicio del club y con unos resultados brillantes como aval. Estamos ante un triunfo personal de cada uno de ellos, pero sobre todo ante un método de éxito que produce constantemente futbolistas de alto nivel, preparados para lo que son entrenados: tener ADN zaragocista, dar el nivel para llegar al primer equipo y coger al vuelo las oportunidades cuando se las presentan.

El Real Zaragoza ha encontrado un maná en su cantera, grandes armas deportivas, un motivo importante de identificación y activos financieros para salvar la economía verano tras verano gracias a su revalorización. Los descensos suelen servir para que la distancia entre la Ciudad Deportiva y el primer equipo se estreche. Ahora mismo la del Zaragoza es un espejo en el que se miran sus competidores, lugar habitual de pesca y orgullo del zaragocismo y del Aragón futbolístico.