Las predicciones y los pensamientos de Miguel Torrecilla y Juan Ignacio Martínez, uno para el otro y el otro para el uno, sobre la plantilla que el Real Zaragoza ha confeccionado bajo su supervisión para la temporada 2021-2022 se resumen en sus propias valoraciones. Supercompetitiva, con jugadores muy bien considerados, para estar en la parte alta de la clasificación y con mimbres suficientes para luchar por la meta de estar en la pomada. Convencidísimo de ello se mostró JIM el viernes en la previa del partido contra el Alcorcón e ilusionado el director deportivo al cierre del mercado. Como cuando estás en el paritorio y te ponen a tu hijo recién nacido en brazos, dijo de manera metafórica.

Con la Liga ya en marcha, pero todavía en su fase embrionaria, Torrecilla y Martínez han fijado públicamente el objetivo del club, que nuevamente vuelve a ser el ascenso a Primera División. En sus consideraciones volvieron a referirse a la fuerza de la afición, al prestigio y a la historia de la entidad como argumentos a favor del proyecto. La cosa es que la historia ha demostrado de manera repetida en las últimas temporadas que con la historia no se asciende. Tampoco con el prestigio y ni siquiera con una afición volcada y empujando en La Romareda con una potencia y una energía suficientes para mover el mundo.

Precisamente, la historia, tan brillante, repleta de gestas y recuerdos maravillosos, nos ha enseñado que esta historia va por otros caminos. Que el pasado es para evocarlo y que a Primera División se va por la dirección contraria: por el presente y el futuro. El Real Zaragoza no ha comenzado bien la Liga, con un punto de nueve posibles y está anclado en la zona de descenso. Jugó un mal encuentro contra el Ibiza, mejoró en Valladolid, donde tuvo 20 minutos realmente buenos, y perdió contra el Cartagena aunque mereció ganar por fútbol y oportunidades. Su gran caballo de batalla está siendo el mismo que le tiró del caballo la pasada campaña: la falta de gol. El rendimiento de los delanteros y su acierto marcará el signo de la temporada. En Alcorcón llega la cuarta oportunidad. No para decir que el equipo es supercompetitivo ni que estará en la pomada. Para empezar a demostrarlo.