José María Aragón Zamora (Valladolid, 1970) es el hombre clave en este Mirandés, la llave secreta que explica su éxito deportivo en los últimos años, con dos salvaciones holgadas tras el ascenso en 2019, una histórica Copa en la 19-20 con presencia en semifinales el equipo y un título de Copa RFEF. Acaba de renovar hasta 2023 en un Mirandés que es el trampolín para jóvenes jugadores, con muchas cesiones todos los años, y con una estupenda salud económica, con más de 7 millones ahora de superávit en sus arcas.

En eso tiene mucho que ver Aragón, que llegó al Mirandés en 2017 de la mano de Jesús Seba, procedente del Guijuelo y después de haber sido representante de jugadores y comenzar como periodista en la radio. «Estaba yo de ojeador del Wigan y del Everton y lo veía en muchos campos», recuerda el exzaragocista, ahora ayudante de Bob Martínez en la selección de Bélgica. «Tras irse Terrazas, en el Mirandés no había ninguna estructura en la secretaría técnica, él había salido del Guijuelo y llegó allí para ayudarme. Cuando me voy al Mundial de Rusia en 2018, el presidente me comentó y yo le dije que apostara por él sin dudarlo, por la continuidad y por el trabajo hecho. Es un director deportivo valiente, pero sobre todo muy trabajador, de los que les gusta ver a los jugadores in situ, que ve mucho fútbol», añade Seba sobre su antiguo compañero.

El exzaragocista también llevó a Miranda a Elvis Coca, entonces ojeador y ahora secretario técnico para formar después triunvirato en el Mirandés con Aragón y Roberto Sáez, coordinador del fútbol base. «Y todo dirigido por Alfredo de Miguel, que no es un presidente al uso, sino que te deja hacer y trabajar dentro de unas pautas económicas. Te da las llaves en lo deportivo, pero siempre con un criterio económico. Si tienes cuatro, te gastas tres», añade Seba.

En ese parámetro de austeridad, Aragón, que llegó con Pablo Alfaro en el banquillo, ha acertado en los entrenadores, Todos jóvenes, con hambre y poca experiencia: Borja Jiménez, artífice del ascenso, Andoni Iraola, de tremenda campaña en la 18-19, y José Alberto, y este verano apostó por Lolo Escobar, que seis meses antes estaba sin equipo y que salvó del descenso a Tercera al Salamanca UDS. De momento, su última apuesta viaja entre algunas dudas y con la amenaza de cese, pero es indudable su acierto a la hora de elegir.

«No quiero un jugador que tenga un BMW sino uno que quiera comprárselo», dice Aragón en una frase cogida de su presidente y clave en su apuesta por jugadores jóvenes y con hambre

Y además el Mirandés es un trampolín hacia Primera: Malsa, Merquelanz, Vivian, Guridi, Pablo Martínez, Iván Martín, Marcos André... «No quiero un jugador que tenga un BMW sino uno que quiera comprárselo». La frase de De Miguel la ha hecho suya Aragón, que este verano ha tenido que volver a darle la vuelta a la plantilla, con 17 fichajes, 10 cedidos para configurar el equipo más joven de Segunda. 

Es turno en este curso de los Carreira (Celta), Capellini (Juve), Anderson Arroyo (Liverpool) Imanol (Athletic), Gelabert (Castilla), Brugué (Levante), Hassam (Villarreal), Camello y Rodrigo Riquelme (Atlético), el regreso de Íñigo Vicente... El Mirandés ha pasado de ser última opción para los cedidos a convertirse en un escaparate inmejorable que muchos equipos ven para sus futbolistas. Todo en una entidad pequeña, con no más de 10 empleados en sus oficinas, y 7 millones de presupuesto, 5,7 de límite salarial, de los que en torno al 30% no se ha gastado. En todo ese proyecto, Chema Aragón es el bastión, cambiando también el estilo de juego de un Mirandés ahora atractivo en su fútbol, lo que también le ha valido el interés para ficharlo de otros clubs, como Valladolid o Málaga, preparando un salto que llegará en un futuro.