El drama lleva más de dos meses abrasando La Palma, donde el volcán Cumbre Vieja no deja de escupir fuego y penuria. La erupción más larga en el archipiélago canario en los últimos 300 años ha dejado en la calle a multitud de palmeros, ha causado cerca de mil millones de euros en daños y ha sumido a la isla en la angustia y la desazón. No se vislumbra, además, luz en un túnel que, según los expertos, seguirá oscuro durante mucho tiempo más, así que los terremotos (más de 5.000 ya) continuarán formando parte de una vida cotidiana que hace mucho que no es tal. El volcán y sus eternas coladas lo han cambiado todo para 85.000 palmeros a los que el virus y la lava mantienen en vilo. En ese escenario envuelto en drama y congoja juega el Real Zaragoza este miércoles un partido de fútbol. 

El duelo, correspondiente a la primera eliminatoria de la Copa del Rey, obliga a los aragoneses a acudir a la cita con todo el cariño del mundo. Primero, por la difícil situación de una isla que ha hecho de la vida una lucha en cuerpo y alma. El apoyo y la solidaridad ocupan un lugar preferente en las maletas de una expedición que afronta el encuentro convertido en un potente analgésico para mitigar el dolor y, aunque solo sea por un rato, pensar en otra cosa. Es el poder del fútbol, capaz de organizar una fiesta en medio de un drama. 

Ese mismo cariño con el que el Zaragoza afronta una de las eliminatorias más especiales de su existencia es el mismo con el que el equipo comienza su andadura por su competición fetiche, el torneo más querido y el que ha dado más alegrías a la entidad aragonesa a lo largo de su existencia. La Copa del Rey son palabras mayores y territorio sagrado que, como advirtió JIM en la previa, impone honor y honra. No puede ser de otro modo a pesar, incluso, de las nueve temporadas consecutivas que uno de los clubs más prestigiosos del país acumula ya en Segunda. La Copa es mucho más que eso. Respeto máximo. Cariño absoluto.

Así que la cita (16.30 horas, Footers) no admite ni menosprecios ni confianzas. El Zaragoza, además, afronta el partido avalado por una excelente trayectoria como visitante durante la competición doméstica a pesar del borrón del pasado domingo en Lezama ante el Amorebieta. Pero el Mensajero, que ocupa puesto de descenso en el grupo IV de Segunda RFEF, encara el duelo con la piel más dura que nunca. El volcán y sus consecuencias destrozan La Palma pero han hecho más fuerte a su gente, para la que la lucha es ya una forma de vida. También a su equipo, que no concibe la rendición.

Los menos habituales

Más allá del drama, el enfrentamiento es toda una amenaza para un Zaragoza con poco a ganar y mucho que perder. La victoria aragonesa se entendería como el cumplimiento de un trámite. Una misión cumplida. Un expediente solucionado. Sin embargo, la eliminación a manos de un rival de inferior categoría no traería nada bueno a un equipo que, si bien tiene los cinco sentidos depositados en la Liga, no puede permitirse bochornos. Y menos en una competición a la que juró lealtad eterna.

Te puede interesar:

Para salir airoso del traicionero envite, JIM tiene previsto conceder minutos a los jugadores que vienen actuando menos. Entre ellos figuran Adrián, Clemente o Yanis. Todos ellos serán titulares esta tarde. Quizá también Javi Ros, el único componente de la plantilla que no ha disputado un solo minuto hasta ahora más allá de los lesionados Lasure y Vigaray.

Entre los 22 que se desplazaron a La Palma no está un puñado de titulares, como Cristian, Gámez o Jair, a los que el técnico dejó en casa para no arriesgar. Tampoco viajó Narváez y los tocados Petrovic y Nano Mesa. Sí se subieron al avión dos porteros del filial, Miguel Ángel y Calavia, el lateral diestro Ángel López y el atacante Puche. Escasa presencia del segundo equipo en una expedición en la que casi la mitad de sus componentes (10) son canteranos. Bien saben ellos el significado de la Copa y el lugar que ocupa en el corazón de un zaragocismo que sueña, como La Palma, con que la luz se abra paso de una vez entre el fuego, las cenizas y la destrucción