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La 26ª jornada de Segunda

El dinero no da el éxito en el Málaga

El equipo malaguista ha pasado dos temporadas con muchas estrecheces por la sanción de LaLiga y ha logrado la permanencia. Este curso, con el quinto límite de Segunda, no ha despegado

El dinero no da el éxito en el MálagaLALIGA

El Málaga, rival del Real Zaragoza este sábado, ha vivido dos temporadas de absolutas estrecheces económicas por la sanción de LaLiga tras incumplir el límite salarial. En la 19-20 y en la 20-21, solo ha podido tener 18 fichas profesionales y la mayoría de sus refuerzos han estado en el mínimo salarial de la categoría. Eso se acabó el pasado verano, donde ha pasado a ser el quinto club de Segunda con más capacidad económica, 12,78 millones, si bien ahí están incluidos los alrededor siete, del total de 46 de CVC, que le corresponden por el 15% que se destina a salarios. El Málaga ha distribuido esa cifra en los tres años, no como el Zaragoza que se ha gastado casi todo en este año, aunque en su caso la cantidad es mucho menor. Así, el límite del Málaga ha estado en esta temporada en torno a los 8 millones. Pero esa mayor capacidad no implica el éxito. De hecho, a estas alturas le deja en parecida situación en la que acabó en los dos últimos años.

El Málaga, que cuenta desde hace tiempo con un administrador judicial por el conflicto accionarial entre Al-Thani y la empresa Blue Bay, es un club ya casi saneado en sus deudas, con solo cifras residuales y algunas judicializadas. Sin embargo, ese eterno conflicto judicial le penaliza, como lo hizo la sanción de LaLiga. En la 19-20, el conjunto malaguista tuvo 9,9 millones de límite, pero sus salarios, muchos heredados del descenso en 2018, representaban casi seis millones más de esa cifra, por lo que LaLiga solo le dejó firmar 18 fichas profesionales y todos los jugadores que llegaron ese verano de 2019 lo hicieron por el mínimo económico de la categoría. El equipo acabó ese curso decimocuarto, con dos entrenadores, Víctor Sánchez del Amo y Sergio Pellicer, y con una permanencia más o menos tranquila.

Un año después, la situación aún fue peor, el Málaga en la 20-21 tuvo que hacer un ERE que afectó a varios futbolistas y llegar a acuerdos con otros, como Adrián, que fichó por el Zaragoza para su salida, ya que su límite salarial fue de 2,9 millones, el más bajo de la categoría y con solo 18 fichas profesionales. Con esos mimbres, Pellicer llevó a la nave blanquiazul a un duodécimo puesto final.

Fichajes codiciados

Este último verano, el Málaga pudo apostar por fichajes codiciados, como Paulino, objeto de deseo del Zaragoza, lo mismo que Peybernes, que había estado cedido por el Almería en La Romareda, pero también Víctor Gómez, inalcanzable por la ficha para Torrecilla y gran deseo para el lateral antes que Fran Gámez. Y también llegaron Jozabed, Brandon, el meta Dani Martín o Sekou, entre otros, jugadores con fichas altas, lo mismo que las cesiones de Febas, otro exzaragocista, y Vadillo este enero.

Sin embargo, el Málaga, el segundo peor visitante de la Liga, con siete puntos lejos de su feudo, tuvo que relevar a José Alberto y apostar por Natxo González hace dos semanas y del objetivo del ascenso se ha pasado a intentar acabar lo mejor posible con un equipo que es decimocuarto y que ya mira más hacia abajo que para arriba. Está claro que el dinero no da la felicidad o el éxito. Y el Málaga es un ejemplo palmario. 

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