Nadie escapa ya a las críticas de un zaraogocismo que ya no puede más. Su malestar y enfado, está claro, se dirige, mayormente, a una directiva de la que ya le separa un mundo y con la que la relación se antoja ya del todo irreconducible. Pero, más allá del rechazo a la gestión de la cúpula del Real Zaragoza, la afición también señala ya a jugadores y cuerpo técnico para recriminarles que tampoco ellos están cumpliendo

Así ha quedado patente en los dos últimos partidos disputados por un Real Zaragoza que sigue anclado a la zona más peligrosa de la tabla clasificatoria. Tanto en La Romareda contra el Málaga (1-1) como en el último choque disputado en Leganés (2-1), el zaragocismo ha entonado cánticos y protagonizado acciones que advierten de que su hastío no conoce excepciones. 

Fue en Butarque donde las críticas a equipo y cuerpo técnico fueron más evidentes. Los cerca de 300 aficionados que se desplazaron hasta Leganés animaron de forma incansable a los suyos, pero el aliento dejó paso a la crítica cuando el conjunto madrileño marcó los dos tantos que encarrilaron la contienda. Entonces, la parte del graderío donde estaban situados los seguidores blanquillos explotó. Cánticos de «esa camiseta no la merecéis», «JIM, vete ya» o el clásico se combinaban ya con el clásico «directiva dimisión» para pregonar a los cuatro vientos que, si bien el hartazgo y la crítica más ácida se dirige hacia la cúpula de la entidad, el dedo acusador ya señala también a otros.

Al término del partido, JIM dio la cara ante un nutrido grupo de aficionados que trasladaron al técnico su enfado mayúsculo. «Juego con ventaja, porque hice un máster el otro día tras el partido en Leganés, antes de subir al bus estuve hablando con bastantes aficionados. Y ellos me hicieron preguntas y acusaciones, como no podía ser de otra manera. Entiendo perfectamente que si un equipo como el Zaragoza no gana partidos haya ese punto de crispación», admitió el entrenador el pasado jueves. «No pido nada a la afición, ya nos han dado mucho», añadió.

Hay para todos

Pero el alicantino también está ya en el ojo del huracán. Sus paupérrimos números (solo cinco victorias en 27 partidos y apenas 21 goles) le sitúan en una posición muy delicada que se vería aún más agravada en caso de que el Zaragoza no derrote esta tarde a Las Palmas en una Romareda que solo ha presenciado dos triunfos de su equipo en toda la temporada. 

Hasta ahora, JIM había esquivado las balas de una afición cuyas críticas se centraban exclusivamente en la parte noble del club. De hecho, La Romareda todavía no ha entonado ese «JIM, vete ya» que sí se escuchó en Butarque.

Sin embargo, ante el Málaga, último choque disputado en el estadio municipal zaragozano, sí comenzaron a escucharse silbidos a algunos jugadores de la plantilla. Eso sí, ni fueron mayoritarios ni mucho menos atronadores, si bien la afición dio muestras de que alguno de los futbolistas ya está sometido a una estrecha vigilancia desde la grada.

Así, el zaragocismo ya no perdona a nadie. Plantilla, entrenador y, sobre todo, directiva acaparan su diferente grado de responsabilidad para una afición que, en todo caso, se sigue desgañitando en cada partido para dar aliento a los suyos. Eso sí, hasta que el reloj alcanza el sagrado minuto 32 o hasta que, como en Leganés, el equipo y su entrenador presentan la bandera blanca en señal de rendición.