El Periódico de Aragón

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Real Zaragoza

Los fichajes del Real Zaragoza no arrancan

Ninguno de los recién llegados está destacando en los amistosos de preparación y da la sensación de que a la plantilla le siguen faltando jugadores diferenciales

Guliano Simeone se lamenta tras fallar una ocasión en el partido ante el Nástic de Tarragona. Carlos Gil-Roig

Cuatro son los nombres que, a 31 de julio, se han incorporado a la plantilla del Real Zaragoza: Guliano Simeone, Dani Rebollo, Víctor Mollejo y Manu Molina. Cinco si añadimos el nombre de Larrazabal, que, tras su fantástico curso pasado en el Amorebieta, es el único de los cedidos que han vuelto a la disciplina aragonesa que parece que entra en los planes del nuevo técnico, Juan Carlos Carcedo. A la espera de la llegada de al menos tres refuerzos más, lo cierto es que los recién llegados, hasta el momento, no están mejorando las prestaciones de los futbolistas que ya había en el plantel ni están despertando demasiada ilusión entre la sufridora hinchada zaragocista.

Sobra decir que es pronto para sacar cualquier conclusión definitiva y que los fichajes necesitan un tiempo de adaptación para comenzar a entenderse y compenetrarse con el resto de sus compañeros sobre el césped, así como para interiorizar el sistema y los nuevos mecanismos construidos por Carcedo. Pero lo cierto es que, habiendo una buena base del año pasado en el equipo, de momento no se están mostrando como los futbolistas capaces de mejorar en gran medida lo que ya había.

Sensaciones

El primero en llegar este verano fue Guliano Simeone, que ya estuvo a punto de aterrizar en la capital aragonesa en el mercado invernal de la pasada campaña. El hijo del Cholo ha llegado procedente del filial del Atlético de Madrid, en el que fue clave en el ascenso de los madrileños a Segunda RFEF, con 25 goles y seis asistencias. Grandes números aún con el hándicap de la categoría en la que los consiguió. Una apuesta arriesgada por parte de la dirección deportiva, que confía ciegamente en las cualidades y en el potencial del futbolista de 19 años.

El hispanoargentino ha tenido minutos en los cuatro partidos que ha jugado el equipo hasta el momento, alternado titularidades con suplencias y, de momento, no ha conseguido estrenarse como goleador con la camiseta blanquilla. Y oportunidades ha tenido, pero todavía no ha sido capaz de demostrar su olfato delante de los porteros rivales. Carcedo lo está utilizando casi en la totalidad de minutos de extremo izquierdo, posición en la que puede rendir pero que no es su preferida en el campo, y al futbolista le está costando brillar. Y no por falta de actitud, energía ni entrega, como bien vaticinaban los que ya conocían al jugador, pero lo que sí le está faltando es claridad y precisión para ejecutar sus ideas. Está por ver si a Simeone solo le hace falta tiempo o si, por el contrario, le viene demasiado grande el salto de Tercera a Segunda División.

Algo parecido le está ocurriendo a Víctor Mollejo, aunque al manchego sí que se le ven trazas de jugador más hecho. Asentado ya en la categoría, el extremo debutó ante el Lleida y se ha mostrado en los amistosos como uno de los jugadores más activos en la parte de ataque. Sin embargo, por momentos se le ve desubicado en el campo y le cuesta conectar y encontrarse con el resto de sus compañeros. El cedido por el Atlético Madrid parece que, al igual que Simeone, da mucha más sensación de peligroso a campo abierto y con espacios, y ya se sabe que los encuentros del Real Zaragoza durante las últimas temporadas han tenido más bien poco de eso y mucho de ataque posicional y encontrarse defensas bien plantadas, sobre todo en La Romareda. No obstante, en el cuerpo técnico hay muchas esperanzas depositadas en Mollejo y parte como uno de los hombres llamados a ser importantes en el curso que empieza.

En la sala de máquinas Manu Molina llega con galones. El andaluz ya sabe lo que llevar la manija en un equipo de Carcedo. De hecho, es una petición expresa del nuevo entrenador, que confía ciegamente en él. Desde su debut contra el Lleida, ha demostrado que no le quema el balón en los pies y la pide constantemente, pero hasta ahora peca de uno de los males de los aragoneses últimamente, la falta de verticalidad y profundidad.

A Simeone y Mollejo les falta aún claridad en ataque y Larra no cuaja de extremo

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Por su parte, Larra no está convenciendo como extremo. A pesar de haber anotado un gol, le está costando adaptarse a esa posición, en la que pierde la capacidad de sorpresa llegando desde atrás que tantas alegrías le dio en su cesión en el Amorebieta. Eso sí, con los vascos jugaba de carrilero en una defensa de cinco, sistema que no es el preferido por Carcedo.

El que está dejando mejor sabor de boca es Rebollo, mucho mejor que Ratón, aunque parece que tendrá un papel testimonial salvo constipado de Cristian, incluso tiene muchos números también para jugar con el filial. Así pues, y a pesar de que ni siquiera ha comenzado la temporada, da la sensación de que el Zaragoza sigue falto de jugadores diferenciales, de los que suman puntos y de los que escasean en un mercado que cada vez tiene menos nombres capaces de dar ese salto de calidad para aspirar a cotas mayores.

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