El Periódico de Aragón

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La 9ª jornada de Segunda

El caos se hace insoportable

El Real Zaragoza se deshace tras marcar pronto, suma un triste punto ante el Oviedo y muestra la gravedad de una crisis que señala a un Carcedo abroncado por La Romareda

Iván Azón busca un balón en el suelo ante David Costas. JAIME GALINDO

Ha vivido ya tantas crisis el Real Zaragoza en los últimos tiempos que no tardan en verse las heridas y las situaciones que van a ser complicadas de voltear y que necesitan un giro radical. El empate ante el Oviedo tras marcar Iván Azón nada más arrancar el encuentro con un despiste en el rival señala un punto de difícil retorno para el entrenador, para un Carcedo señalado por la grada al final del choque y de decisiones inexplicables. El Zaragoza, su Zaragoza, quiere ser un paradigma de orden y de automatismos, pero ha ido degenerando en un engendro sin identidad, sin saber a qué juega y que se ha diluido por completo. Contra el Oviedo no aprovechó adelantarse y en la segunda parte, con un carrusel de decisiones incomprensibles, deshaciendo el cambio de dibujo para jugar con dos arietes y volver al plan habitual del 4-2-3-1 del entrenador, bien pudo caer derrotado después de que un error de Cristian trajera el empate.

Un punto que al Zaragoza no le saca de pobre, con un balance exiguo de 10 puntos en 9 citas, viendo alejarse la cabeza y por ello el ascenso y estacionado en los bajos fondos, con dos de renta sobre la zona roja. La nueva propiedad no está teniendo en el césped el desembarco esperado y el tiempo de las decisiones se le acerca a Sanllehí, que hace días que no ve nada claro el panorama con el entrenador. Ni él ni nadie. Bien claro lo dejó una Romareda más llena que nunca en este curso que se ilusionó con el arranque del pleito y que acabó pitando a su equipo en el tramo final y sobre todo a un entrenador demasiado expuesto a sus miedos y a su exhaustivo ideario.

Prometió Carcedo cambios para buscar más opciones en ataque y el técnico riojano varió hasta su dibujo de cabecera, un 4-4-2 situando a Giuliano junto a Azón en ataque y con Francho y Vada de falsos interiores para que la amplitud llegara por los carriles de Larra, novedad en el lateral y de Gabi Fuentes, con Petrovic de estreno en la sala de máquinas con Grau. La nueva disposición táctica, en la que el serbio se incrustaba entre los centrales en la salida de balón y el Zaragoza era mucho más vertical sin tanto juego insulso por el medio, le sentó bien al equipo en el arranque.

Claro que mejor le sentó la movilidad y la pillería de Giuliano y Azón, un dúo que promete ser muy fructífero si juegan los dos arriba. El hijo del Cholo sacó rápido de banda y Azón aprovechó la blandura de Luengo para superarle y batir a Tomeu Nadal con una sutil vaselina con el exterior, un señor gol para que La Romareda estallara de júbilo a los dos minutos. Era el inicio soñado para dar tranquilidad y que pudo aumentar en un cabezazo de Azón alto en una falta lanzada por Vada en un Zaragoza que buscaba el espacio y los desmarques arriba con su pareja de ataque. Un fútbol mucho más vertical y directo ante un Oviedo que fue a más y al que pronto se le dio el balón para empezar a acumular posesión, aunque el partido estaba más en lo que quería Carcedo que en la visión de Bolo.

Me más a menos

Un buen pase de Francho a Azón se encontró con Costas y Bastón falló un claro mano a mano, tras un despiste de Jair, ante Cristian que el asistente señaló en fuera de juego que no era. Eso, el fuera de juego, salvó a un Zaragoza con algunas lagunas atrás, sobre todo a la espalda de sus centrales, donde Cristian le sacó un mano a mano a Bastón y Mier encontró un buen remate que besó la red y el árbitro invalidó.

El deseo de jugar rápido y buscar ser más verticales aumentó las imprecisiones del Zaragoza, más errático en el tramo final, donde aun así Giuliano pudo marcar en dos remates, el segundo de cabeza en un córner, donde Carcedo en este partido se olvidó en la primera parte de los experimentos de sacarlos en corto de otros partidos y el equipo lo agradeció, pero Tomeu Nadal respondió con una buena parada para que al descanso se llegara con ventaja mínima zaragocista.

Las tarjetas de Francho y Petrovic llevaron a cambiar a ambos en el descanso. No necesitaba tanta variación el equipo, pero desde luego ni Manu Molina ni Fran Gámez, pasando Larra al interior, mejoraron la faz del equipo. El Oviedo, ya con un lateral derecho puro como Lucas, encontró pronto el gol en un córner y en un mal despeje de Cristian, tapado por Bastón, que Montoro cabeceó a la red (m.50). El gol fue una puñalada para un Zaragoza que se descompuso, con una debilidad defensiva en aumento, para que el Oviedo encontrara un agujero tremendo en la medular para dominar el choque.

Vuelta al plan anterior

Un remate de Hugo Rama, recién salido al campo, lo despejó Cristian y Borja no acertó, como tampoco alcanzó un envío de Lucas para que La Romareda ya estallara con un equipo roto y sin brújula. Carcedo intentó solucionar la inferioridad en la medular con Bermejo y Puche para retirar a Larra y a Azón y que la grada estallara por el relevo del canterano. El técnico recuperó el 4-2-3-1 y niveló fuerzas en la medular, pero el Zaragoza se quedó sin filo arriba, con Giuliano contra el mundo, y la estrategia volvió a recuperar la senda de la pizarra en corto para que fuera tan ineficaz como en la mayor parte del curso. Aún dio una vuelta de tuerca más Carcedo con la entrada de Zapater por Vada, un mensaje conservador que ya soliviantó a la grada, que no entendía tanto cambio defensivo, con delanteros como Mollejo y Gueye en el banquillo, cuando en el marcador había unas tablas mientras el Oviedo sacaba a jugadores de perfil ofensivo como Obeng o Sangalli.

Tuvo la última Bastón en un centro de Obeng con mal despeje de un impreciso Jair y los últimos minutos fueron un quiero y no puedo del Zaragoza, que hasta pudo ganar con un remate de Zapater que sacó con apuros Tomeu pero que se quedó en un nuevo empate y con la sensación de que la crisis es absoluta y que el caos de este Zaragoza ya se hace insoportable. La Romareda, con una victoria casera en cinco citas y 6 puntos de 15, lo dejó claro.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Larrazabal (Bermejo, m.70), Lluís López, Jair, Fuentes; Petrovic (Manu Molina, m.46), Jaume Grau, Francho (Fran Gámez, m.46), Vada (Zapater, m.80); Giuliano Simeone e Iván Azón (Puche, m.70).

Real Oviedo: Tomeu Nadal; Rodri Tarín, David Costas (Lucas, m.46), Luengo, Pomares; Viti (Sangalli, m.81), Luismi, Montoro (Jimmy, 81), Bretones (Obeng, m.74); Javi Mier (Hugo Rama, m.55) y Borja Bastón.

Goles: 1-0. M.3. Iván Azón; 1-1. M.46. Montoro.

Árbitro: Milla Alvéndiz (Comité de Andalucía). Amonestó con tarjeta amarilla a Francho, Jaume Grau, Fuentes y Petrovic, del Zaragoza, y a Montoro y Javi Mier, del Oviedo, así como a su entrenador, Jon Pérez Bolo.

Incidencias: Partido correspondiente a la novena jornada de Liga de Segunda disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante 21.509 espectadores. El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, entregó, a título póstumo, la Medalla de Oro de la Ciudad a José Luis Violeta, el jugador, junto a Xavi Aguado, que más veces vistió la camiseta del equipo aragonés, 473, que recogió su hijo.

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