El Periódico de Aragón

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La actualidad del Real Zaragoza

La falta de valentía acaba con Carcedo

El técnico riojano paga un déficit de arrojo y de gestión de los partidos. Su bagaje es el cuarto peor de un entrenador desde el último descenso

Carcedo se dirige a la asistente durante el partido ante el Alavés. Prensa2

En verano, Carcedo tenía a todo el club encandilado. Su propuesta, su método y su trabajo diario gozaban del favor de la cúpula de la entidad y de una plantilla entregada a un cuerpo técnico que consideraba top. Un entrenador moderno con métodos modernos y una confianza ciega depositada en él por parte de Raúl Sanllehí, exponente del cambio y del aterrizaje de nuevos tiempos y de la esperanza en un futuro mejor.

La pretemporada contribuyó a extender el optimismo. El Real Zaragoza transmitía buenas sensaciones incluso ante equipos punteros de Primera División, como el Betis, a cuyas barbas se subió a base de rasmia y carácter para empatar un 2-0 en los últimos minutos del partido.

Aquel Zaragoza, en cambio, murió en verano. Construido a través de una presión alta bien seleccionada, transiciones rápidas y un trabajo inteligente con balón, la solidaridad y la energía eran aspectos esenciales en un equipo que sabía lo que quería y cómo lograrlo. O eso parecía. Sin embargo, aquella gallardía duró poco. El prometedor inicio de la competición, con valiosos empates ante Las Palmas y Levante, fue derivando en dudas, sobre todo, después de la victoria por la mínima ante el Sporting en La Romareda. Desde entonces, la caída ha sido cada vez más pronunciada.

Poco quedaba ya de aquel Zaragoza veraniego. La presión alta apenas aparecía en escena y Carcedo acumulaba errores en la lectura de unos partidos que, generalmente, planteaba bien. Pero, posiblemente, ha sido la falta de valentía la que ha acabado con su etapa en el banquillo. La nefasta gestión de las superioridades numéricas en casa ante el Eibar y en Vitoria han sido el detonante definitivo, ya que el Zaragoza no supo traducir esa ventaja en ocasiones. Ni siquiera en la generación de juego. Un desastre.

Un ataque desastroso

Se definía Carcedo en su presentación como un entrenador «metódico» al que le gustan «los equipos valientes y dinámicos, que vayan a por los partidos». Exigía y se exigía «ambición» pero no ha sido un entrenador valiente.

De hecho, su insistencia en la extrema relevancia de una portería a cero cada vez menos habitual pareció siempre más importante que la desesperante falta de gol (el Zaragoza no ha marcado en 9 de los 15 partidos), si bien ha sido el gran pagano de la deficiente confección de la plantilla.

Carcedo se va con el cuarto peor bagaje en los diez años en Segunda (1,07 puntos por partido). Solo Iván Martínez (0,38), Alcaraz (0,63) y Baraja (1) lo hicieron peor. 

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