El Periódico de Aragón

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La actualidad del Real Zaragoza

El once base del entrenador del Real Zaragoza. Escribá tiene un plan

El técnico ya dispone de un equipo base con diez fijos a expensas del regreso de Cristian y Azón

La alineación del Zaragoza, durante el minuto de silencio previo al duelo ante el Burgos. Carlos Gil-Roig

Poco ha tardado Fran Escribá en dejar claro que tiene un equipo base. Ausentes Cristian y Azón por lesión, el técnico levantino del Real Zaragoza ha repetido apuesta en sus dos partidos de Liga dirigidos hasta ahora, con un solo puesto en el aire. Ante el Málaga fue Vada el elegido para completar la alineación mientras que el pasado domingo en Burgos el argentino dejó su sitio en el once a Larra.

El resto fueron los mismos en ambas contiendas. Escribá ha escogido a Ratón para suplir a Cristian, aunque la recuperación del argentino le devolverá, a buen seguro, una titularidad incuestionable. En defensa, el cuarteto ha sido idéntico en los dos últimos partidos: Gámez, Fuentes, Lluís López y Jair Amador. Esa es, de momento, la retaguardia titular para Escribá, que solo utilizó a Francés en Copa (Lluís López estuvo en el banquillo ante el Diocesano). Sin duda, la suplencia del canterano es una de las decisiones de mayor enjundia adoptadas por el nuevo preparador zaragocista,

En el centro del campo, Zapater y Grau han sido los pivotes en los dos partidos de Liga, pero también en Copa, lo que advierte de una decisión clara en este sentido por parte de Escribá. Francho ha entrado en la segunda parte en las tres citas y Petrovic apareció por primera vez el pasado sábado en Burgos, donde participó en los últimos minutos y fue expulsado al término de la contienda.

El dúo dinámico

Arriba tampoco hay dudas. Giuliano y Mollejo son los dos delanteros seleccionados por Escribá para formar en vanguardia en el definido 4-4-2 diseñado por el entrenador blanquillo. En todo caso, el acompañante del argentino podría cambiar cuando se recupere Azón, llamado a ser su pareja de baile. Eso reubicaría a Mollejo en el costado izquierdo del ataque, con Bermejo (también fijo para Escribá) en el derecho. De este modo, el puesto en el que ahora se turnan Larra y Vada parece destinado a Azón cuando regrese. Los otros diez apuntan a estar ya elegidos, a excepción de Ratón, que volverá a la suplencia cuando Cristian regrese. De momento, al meta aún le restan dos o tres semanas de recuperación.

Azón sigue al margen en la vuelta al trabajo

El primer entrenamiento de la semana no deparó novedades en torno a Iván Azón, que continúa al margen del grupo en una sesión de recuperación para los titulares en Burgos y algo más activa para el resto. De este modo, el delantero, que no acaba de recuperarse de la rotura muscular sufrida hace algo más de un mes ante el Villarreal B, tiene complicado estar disponible para el encuentro del próximo sábado en La Romareda ante el Ibiza. Cristian Álvarez, en pleno proceso de recuperación de su lesión en el brazo, será baja, lo que, en principio, permitirá a Ratón seguir ocupando la portería.

En realidad, las intenciones del valenciano comenzaron a quedar claras en Arroyo de la Luz, donde ya formó con un once que advertía de sus intenciones y en el que solo había tres variaciones respecto al que emplearía posteriormente en Liga. Francés, Eugeni y Gueye tuvieron su oportunidad, pero los tres completaron un mal partido y, de hecho, los dos últimos fueron cambiados al descanso.

Así que Escribá tiene un plan, al menos, en lo que a un once base se refiere. Sobre él se asienta un 4-4-2 claro en línea que dista mucho de la disposición táctica de Carcedo. Ahora, el Zaragoza es más coherente y lógico. Se acabó que un mediocentro actúe como tercer central, el equipo se ha aflojado el corsé, ya no es tan largo y aprovecha la movilidad y el dinamismo de sus dos puntas, un continuo incordio para las defensas rivales. El Zaragoza no solo ataca más, sino que ataca mejor.

El juego por dentro y la búsqueda del espacio ya no son la obsesión. De hecho, el Zaragoza apenas apareció por dentro en El Plantío, donde Escribá impuso el juego por los costados para abrir la férrea defensa local. Y funcionó. El problema estuvo atrás. 

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