Real Zaragoza

Víctor Fernández: "Brehme me pidió perdón dos años después de marcharse de aquella concentración y me dio las gracias"

El técnico aragonés recuerda al alemán como "un buen tipo, amable, educado y nada altivo"

"Fue el primer jugador que dirigí que no sabía si era zurdo o diestro, le pegaba como los ángeles", recuerda

Brehme, con la camiseta del Real Zaragoza en La Romareda.

Brehme, con la camiseta del Real Zaragoza en La Romareda. / EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Santiago Valero

Aquella tarde de abril de 1993, Víctor Fernández vivió una de las experiencias más difíciles de su carrera. Antes del partido ante el Tenerife, el técnico dibujó en la pizarra el once con el que el Real Zaragoza iba a afrontar el encuentro en el Heliodoro Rodríguez López y en el que Brehme, que había jugado buenos partidos en el centro del campo, aparecía como interior en el 4-3-1-2 diseñado por el técnico aragonés. El alemán se negó a jugar ahí y pocos minutos más tarde abandonaba la concentración. “Me llamó Pardeza, que era su compañero de habitación, y me dijo que no lo esperara, que se había ido. Él quería jugar en el centro porque era una posición más cómoda y que requería menos esfuerzos y me dijo que o jugaba ahí o no jugaba. Afortunadamente, tuve fuerza y me iluminó Dios para decirle que si no jugaba él lo haría Lizarralde. Días después, en una reunión con Soláns se resolvía su contrato”, recuerda el preparador zaragozano, compungido por el fallecimiento del alemán.

Dos años después de aquello, Víctor y Brehme volvieron a encontrarse. Ambos ejercían de comentaristas televisivos en un partido internacional cuando el alemán se acercó al que fue su entrenador. “Me dio un abrazo, me pidió perdón porque había cometido un error y me dio las gracias porque decía que lo mucho que había aprendido conmigo le sirvió luego para ser entrenador”.

Para el aragonés, Brehme era “amable y educado, nada altivo y un buen tipo” pero que llegaba de una realidad muy distinta. “Era un jugador muy grande que daba los últimos coletazos de su carrera tras haber tenido sus mejores años en el Inter y campeón del mundo. En el primer viaje que hicimos en autobús nos dijo que no podía ser tantas horas ahí y que había que hablar de eso. Llegaba de otra realidad de vuelos privados y tres fisios en el Inter”, relata Víctor, que subraya que “fue un fichaje de gran impacto mediático, algo que Soláns tuvo muy en cuenta porque quería un proyecto ambicioso y Brehme fue un altavoz para el fútbol español y mundial. Nos aprovechamos de una circunstancia familiar (se casó con una chica de Zaragoza) pero éramos conscientes de que ese impacto mediático no se correspondía con el impacto futbolístico inmediato al ser un futbolista ya en cierta decadencia”, pero "le pegaba como los ángeles. Fue el primer jugador que dirigí que no sabía si era zurdo o diestro por lo bien que le daba con las dos", afirma.