La 29ª jornada de Segunda

Edgar Badía, un ángel bajo palos

El portero catalán del Real Zaragoza es el que más para en Segunda, empatado Pablo Campos (Amorebieta) y con una media de más de tres paradas por partido

Ha dejado su portería a cero en cuatro de los siete partidos de zaragocista y ha salvado varios puntos en esos encuentros

Edgar Badía atrapa un balón en el entrenamiento de este sábado.

Edgar Badía atrapa un balón en el entrenamiento de este sábado. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Que Edgar Badía cayó de pie en el Real Zaragoza desde su llegada a principios de enero ni se discute y que la sensación en el zaragocismo es que sale a intervención milagrosa casi por partido tampoco tiene objeciones. Lo dicen, además, los números, ya que el arquero catalán, cedido hasta junio por el Elche con opción de compra a coste cero obligatoria en caso de ascenso, es hasta antes de esta jornada el portero de toda la categoría de plata que más paradas hace por partido, más de tres de media (3,1), una estadística en la que empata en lo más alto con Pablo Campos, que este domingo visita La Romareda con el Amorebieta.

Jokin Ezkieta (Racing) y Rubén Yáñez (Sporting), que rondan las tres de promedio por choque hasta la jornada 28, les siguen en ese ranking, que en todo caso no es desconocido para Badía, que el curso pasado sin ir más lejos ya fue el portero que más paradas hizo en Primera con el cuadro franjiverde, que acabó bajando pese al buen hacer del meta, superando a Conan Ledesma (Cádiz). El zaragocismo se había acostumbrado a tener un portero salvador en Cristian Álvarez desde 2017, pero el argentino este curso ha pasado más tiempo en la camilla de la enfermería, ahora lesionado en el sóleo, que en el césped. El flojo nivel de Poussin, sobre todo, y de Rebollo obligó al Zaragoza a fichar a Badía. "A un portero lo primero que le pides es que pare y Edgar para. Y mucho", decía Natxo González, extécnico del Zaragoza y que lo tuvo en el Reus, a este diario cuando el club aragonés lo fichó. Y es una verdad como un templo.

Badía acumula 14 partidos en este curso, por los 24 del portero del Amorebieta, que ha jugado más. En el Elche disputó las siete jornadas iniciales hasta que Beccacece lo relegó a la suplencia para que apostara por Miguel San Román. En el conjunto ilicitano llegó a las 3,7 de media por partido, con encuentros de muchas intervenciones, hasta 5 paradas ante el Racing y el Burgos (que le metió cuatro goles en su último choque bajo palos en Liga con el Elche) y cuatro en Zorrilla ante el Valladolid.

La lista de milagros

En el Zaragoza ha bajado el número de paradas por partido que llevaba como arquero del Elche, con un promedio que es de 2,57 y con todos los partidos entre las tres (Eldense, Andorra, Eibar o Villarreal B) y las dos paradas (Alcorcón, Sporting y Cartagena). En Elda, donde realizó hasta 5 despejes, fue el duelo con más trabajo para él. Ha sido capaz de dejar su portería a cero en cuatro de sus siete partidos de zaragocista, en las victorias ante el Andorra y el Sporting y en los empates contra Alcorcón y Villarreal B, mientras que suma un total de cuatro goles encajados, dos del Cartagena (Poveda y Fontán) en La Romareda, y uno en Elda (Soberón) y en Éibar (Bautista).

"Las paradas a Marc Mateu (Eldense) y Cote (Sporting) han sido las mejores, aunque también demostró su agilidad ante Scheidler (Andorra) y su capacidad en los mano a mano ante Bautista (Eibar) o Arnau Ortiz (Cartagena)

Por encima de los números está todavía el nivel de esas intervenciones, varias de ellas salvadoras o que sumaron puntos. En el Nuevo Pepico Amat de Elda encajó el gol de Soberón, pero salvó el punto con una parada increíble en el 76 en un córner de Marc Mateu que desvió y acabó en el palo, además de otra buena reacción a cabezazo de Dumic. Ante el Andorra y con 1-0 en el marcador, evitó el empate en un remate de cabeza de Scheidler y salvó otro disparo de Karrikaburu, este más sencillo.

En Alcorcón, quizá su partido con menos trabajo, evitó el gol en un centro de Quintillá que se envenenó tras dar en Mouriño en una parada de reflejos, mientras que su mejor intervención fue contra el Sporting y con 1-0. Un disparo de Cote lo desvió lo justo a mano cambiada para que diera el balón en el travesaño, justo antes de que el Zaragoza sentenciara el pleito con dos dianas más. En Ipurua no pudo hacer nada con el cabezazo de Bautista, pero sí le sacó un mano a mano al delantero y otro remate a Soriano en la horrorosa primera media hora zaragocista ese día.

Mientras, contra el Cartagena en La Romareda, antes de que el Efesé marcara el 1-2 pese a tener solo diez jugadores, lo evitó en un mano a mano ante Arnau Ortiz, mientras que repelió un disparo del extremo y en el rechace llegó el imparable misil de Fontán para la derrota zaragocista por 1-2. Ante el Villarreal B, en la mala salida zaragocista tras el descanso, rectificó sobre la marcha en un disparo de Altimira que no tocó Carlo Adriano y que despejó lo justo para salvar ese día también las tablas.