La actualidad del Real Zaragoza

Expediente Manu Vallejo

El delantero gaditano, cedido por el Girona y al que se le esperó todo el verano, ha dado un nivel muy por debajo del esperado, no siendo fijo con ningún entrenador, aunque fue con Escribá con el que más jugó

Llegó con un rol principal y su presencia con Víctor es testimonial y lo mismo sucedió con Velázquez en su última etapa, sin que se le hayan visto apenas la chispa, la velocidad y la intuición en el área que siempre caracterizaron su fútbol

Manu Vallejo se lamenta en el partido en La Romareda ante el Eibar.

Manu Vallejo se lamenta en el partido en La Romareda ante el Eibar. / JAIME GALINDO

En el catálogo de decepciones de la temporada en los fichajes del Real Zaragoza emerge rápido la figura del meta Poussin por sus garrafales errores cuando fue el primer sustituto de Cristian, para lo que fue traído en verano, pero su rol al llegar era secundario, mucho menos principal que el de Manu Vallejo, al que se le esperó todo el mercado, una cesión desde el Girona como apuesta prioritaria que se escapó en el enero anterior y con la plena confianza de Juan Carlos Cordero en su aportación. Sin embargo, con solo ya nueve jornadas por delante, su rendimiento es todo un Expediente X, con un nivel mucho más bajo del esperado, sin ser titular fijo con ninguno de los tres entrenadores del curso, aunque con Escribá fue con el que más jugó, y lejísimos en el fútbol y la chispa que se le vio en el Cádiz, donde Cordero le dio el salto al fútbol profesional, o en el Valencia, o hasta en su cesión al Oviedo la temporada pasada.

La apuesta en Manu Vallejo fue muy importante para el club aragonés, porque su salario, que comparten Zaragoza y Girona, supera el millón de euros de forma amplia y se fijó una opción de compra obligatoria solo en caso de ascenso de 1,6 millones, que obviamente sin subir no se va a ejecutar. El jugador solo tuvo un despunte de nivel en octubre, pero desde el club son perfectamente conscientes de que no ha tenido en todo el curso ni la chispa ni el ritmo de juego ni la velocidad ni apenas la intuición ante el gol (suma dos, ante el Cartagena y el Espanyol, los dos momentos en que la sacó a relucir) que siempre han caracterizado su fútbol, como si en esta temporada se hubiera echado de repente varios años a su estado físico.

Dos goles y dos asistencias

En un Zaragoza tan escaso de gol y con tantos problemas en las alas, donde Vallejo siempre ha dado rendimiento partiendo desde la izquierda, aunque sea más un segundo punta, es más que notorio que no haya sido capaz de hacerse un hueco indiscutible con entrenadores de tan distintos perfiles. Pero es que ni siquiera ha estado cerca de lograrlo, salvo en un mes con Escribá. Vallejo fue el último fichaje del mercado de verano, ya en la última quincena de agosto y comenzó sumando minutos desde el banquillo con el valenciano, aunque su primera titularidad en el Nuevo Cartagonova la resolvió con su estreno goleador, en el que fue el 0-1 de un duelo que acabó 1-3.

"No he tenido la regularidad que esperaba, eso es evidente. No se ha visto mucho de mí, creo que ese porcentaje no es muy elevado. Manu Vallejo tiene mucho que enseñar y demostrar”, decía en diciembre

A partir de ahí vivió su mejor momento de zaragocista. O el único, con asistencias ante el Sporting y el Eibar y presencia más o menos regular en el once. Fue titular en siete de los 16 partidos de Liga con Escribá y empezó así en el estreno en Albacete de Julio Velázquez para no serlo ya nunca más con el entrenador pucelano, que le fue restando presencia, y tampoco de momento en los tres partidos con Víctor, con el que ante el Tenerife ni tuvo minutos. Maikel Mesa, Valera, Mollejo, Bermejo, que se fue en enero, ahora Adrián Liso, todos le han pasado por delante en las zonas del campo que el chiclanero puede ocupar.

Solo Enrich y Poussin peor

Vallejo suma 27 encuentros de Liga, pero solo 8 en el once y 882 minutos (también tuvo minutos en Copa en el desastre ante el Atzeneta), una cifra de tiempo que solo empeoran Enrich y Poussin entre los fichajes de verano y teniendo en cuenta que el rol con el que vino Vallejo era muy diferente al de ambos. La diana nada más salir al campo ante el Espanyol fue su canto del cisne, porque desde entonces solo ha sumado minutos en el tramo final de los encuentros y escasísima aportación. “No he tenido la regularidad que esperaba, eso es evidente. No se ha visto mucho de mí, creo que ese porcentaje no es muy elevado. Manu Vallejo tiene mucho que enseñar y demostrar y, encontrándome como me encuentro, creo que más pronto que tarde llegará mi mejor versión”, decía a este diario tras su diana en el Stage Front Stadium. Nada de eso ocurrió.

Formado en las categorías inferiores del Cádiz, tras militar en el Balón de Cádiz y llegar al club amarillo en juveniles, el extremo-delantero andaluz, de 27 años, llegó a firmar 10 goles, 8 de ellos en Liga, en el equipo gaditano en la 18-19, lo que llevó a que el Valencia pagara 5,5 millones por él en enero de 2019, pero se quedó hasta el final de ese curso en el cuadro andaluz. En el Valencia tuvo dos años (2019-21) de buen nivel en la élite (siete goles en 41 partidos, la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo) y, sin presencia con Bordalás, se fue cedido en la 21-22 desde enero al Alavés, donde coincidió con Velázquez en los últimos ocho partidos y con el que no pudo evitar el descenso y sin opción de compra.

Y el Valencia llegó a un acuerdo de traspaso a coste cero, y solo por premios por objetivos, para firmar por tres años, hasta 2025, con el Girona el verano pasado, para volver a salir cedido en enero de 2023 al Oviedo, dejando plantado entonces al Zaragoza, donde Cordero apostó muy fuerte por su cesión y él prefirió marcharse con Cervera, que había sido su entrenador en el Cádiz. En el Oviedo disputó 16 encuentros, nueve de ellos en el once y con cuatro dianas, dando un nivel por debajo de lo esperado, pero en todo caso muy superior a la que ha dado aquí.

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