La Romareda por fin como aliada

Apeló Víctor Fernández al rugido de La Romareda el viernes en sus declaraciones, lo hizo sabiendo que la afición zaragocista siempre está ahí, también en un curso repleto de sinsabores para una grada del Real Zaragoza que respondió como nunca, con 28.882 socios, la cifra más alta en Segunda y con una media de espectadores en las 19 citas disputadas que se eleva por encima de los 22.700 pese a que la trayectoria, brillante al inicio, con tres triunfos consecutivos, se tornó en más que irregular después, casi un cúmulo de decepciones y con pocos momentos de felicidad en forma de victorias. En total, el Zaragoza ha ganado solo siete partidos como local y suma 25 puntos de 57 en su estadio (28 puntos en la 13-14 y en la 18-19 son los peores registros en esta etapa y aún no los ha alcanzado), lo que le lleva a ser el tercer peor local de la categoría, tras Alcorcón (24) y Huesca (21).

Víctor Fernández, Mas, Cordero y el mensaje que necesita el Real Zaragoza

La Romareda, en un año tan duro, con tantas decepciones, es el escenario clave para sellar la permanencia con esa victoria y poco más que le falta al Zaragoza, con dos partidos en casa, hoy ante el Racing de Ferrol y el epílogo ante un Albacete que es muy factible que llegue ya salvado. En medio, está la visita a Santander, una salida de gran dificultad ante el cuarto mejor equipo en su feudo. «Somos mucho más con la afición y mucho menos sin ella. Estaremos superarropados y nos van a empujar hacia el triunfo», dijo Víctor, consciente de que la grada le tiene como referencia indiscutible.  

Solo así se explica que, en su retorno el 17 de marzo, La Romareda firmara ante el Espanyol una de las mejores entradas en Liga de los últimos años, 29.468 espectadores en un equipo en caída libre antes de la destitución de Julio Velázquez y que venía de ofrecer muy mala imagen en Valladolid. Hay que viajar al playoff ante el Numancia, a junio de 2018, para encontrar una entrada superior (29.959). Ese apoyo ante el cuadro catalán no se reflejó en el marcador, con derrota en ese retorno.

Ante el Tenerife, con victoria, la Semana Santa, y en concreto el Domingo de Resurrección, supuso un freno, con 18.614 espectadores, pero ante el Elche (24.407), con tablas, y el Burgos (23.302), con derrota, Víctor ha congregado en La Romareda a más zaragocistas que en la media a lo largo del curso, si bien esa presencia no se ha traducido en una mejoría de resultados, con solo cuatro puntos de 12 posibles (el 33,3 %) con el entrenador zaragozano ante su gente.

Los anteriores balances

Fran Escribá sí logró al principio de Liga traducir ese mayor respaldo en victorias. El curso empezó con una ilusión tremenda, con grandes entradas en La Romareda y con victorias ante Villarreal B, Valladolid y Eldense cuando aún duraba el calor veraniego, pero todo se torció después, con un empate ante el Racing de Santander y tres derrotas consecutivas (Mirandés, Alcorcón y Eibar), antes de unas nuevas tablas (Oviedo) y de caer en el derbi ante el Huesca para que el técnico valenciano, con un balance en casa de solo 11 puntos de 27 posibles, el 40,7 %, fuera cesado. 

Julio Velázquez arrancó su etapa en el municipal con una victoria ante el líder Leganés y con un empate, injusto, con el Levante para que, después del parón, llegaran las victorias ante Andorra y el Sporting. El Zaragoza parecía haber recobrado su fortaleza casera con el míster pucelano, pero la derrota ante el Cartagena fue un golpe duro que supuso un punto de inflexión negativo que se ratificó cayendo con el Amorebieta una semana antes de su cese después de perder en Pucela para que con Velázquez el equipo firmara en La Romareda 10 puntos de 18 posibles, el 55,5 %, más de la mitad.

Así, Víctor es, hasta el momento, el entrenador de los tres de este curso que peores registros tiene en casa, aunque el técnico zaragozano aún posee dos partidos más para aumentar su promedio y, de paso, cerrar una permanencia demasiado sufrida en la que La Romareda desea ser ese aliado, el jugador número 12. 

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