Causada por la inflamación de la conjuntiva, la capa que reviste el interior del párpado y cubre la parte blanca del ojo, se distinguen tres tipos principales en función de su origen: viral (causada por diferentes virus, muchos de las vías respiratorias), bacteriana (por la infección de ciertas bacterias en el ojo, muy frecuente en niños y de fácil contagio); y alérgica (además de por el polen, también puede estar causada por los ácaros del polvo, los pelos de los animales, las lentes de contacto y el líquido para limpiarlas, los cosméticos).

Síntomas

Los síntomas de la conjuntivitis se reconocen casi de inmediato y, aunque pueden variar según la causa, por lo general incluyen enrojecimiento o inflamación de la parte blanca del ojo o detrás del párpado, aumento de la cantidad de lágrimas o mayor sensibilidad a la luz, secreción blanca, amarillenta o verdosa, picazón y ardor en los ojos, sensación de cuerpo extraño o arena, o aparición de legañas y costras en ojos o pestañas, síntomas muy molestos. Depende de si la conjuntivitis es vírica, bacteriana o por proceso alérgico, podemos tener síntomas (picor, lagrimeo, dolor ocular, secreción, hiperenemia (enrojecimiento ojo) o aparición de ganglios inflamados detrás de las orejas (ganglio preauricular).

Conjuntivitis, una afección muy común El Periódico de Aragón

Tratamiento

En cuanto a las estrategias de tratamiento, depende de la causa de la afección ocular. Mientras la conjuntivitis leve normalmente se cura sola, la primera medida que hay que adoptar, es la limpieza de los ojos eliminando todas las secreciones con un paño limpio, agua hervida tibia o suero fisiológico. También suelen ser útiles las compresas frías y los analgésicos, mientras que el tratamiento médico suele consistir en la administración de colirio o gel antibiótico, que siempre debe ser prescrito y controlado por el oftalmólogo o médico prescriptor.

Es aconsejable acudir al oftalmólogo si la conjuntivitis va acompañada de dolor en los ojos entre moderado y fuerte; si causa problemas en la vista, como sensibilidad a la luz o visión borrosa, que no mejoran cuando se elimina la secreción de los ojos.

Además, en los casos en los que provoque enrojecimiento intenso o cuando los síntomas empeoran o continúan, se puede pensar en la presencia de la forma grave de conjuntivitis viral, causada por los virus del herpes simple o de la varicela-zósterdistintos, como prurito.

Cómo evitar el contagio

 La facilidad de contagio de este problema ocular provoca que, muchas de las dudas e inquietudes de la población al respecto, giren en torno a cómo evitarlo o a cómo reducir su riesgo de transmisión, lo que pasa por unas sencillas medidas de higiene que debe seguir la persona afectada:

  1. Lavarse las manos frecuentemente con agua tibia y jabón o usar limpiadores para manos a base de alcohol.
  2.  Evitar tocarse restregarse o frotarse los ojos.
  3. No usar lentes de contacto. Ante la primera evidencia, hay que limitar su uso. 
  4. Limpiar la secreción alrededor del ojo varias veces al día, enjuagándose las manos antes y después de cada limpieza y usando un paño limpio (mejor si es desechable) o una bola de algodón para limpiar el área afectada del ojo.
  5. Lavarse las manos también después de aplicar gotas o pomada para los ojos, y no utilizar el mismo envase de éstas para los ojos infectados que para los sanos, aunque se trate de la misma persona.
  6. Lavar fundas de almohadas, sábanas, paños, toallas y cualquier ropa de hogar. Mejor con agua caliente y detergente; y enjuagarse las manos después de tocar estos
  7. No compartir toallas, sábanas, maquillaje para ojos y cara, cepillos cosméticos, lentes de contacto y envases, ni gafas, ni cualquier objeto que haya podido entrar en contacto con el área infectada.
  8. Mantener limpias las gafas.
  9. No realizar baños de inmersión.