Capítulo III | Marina, la peluquera voluntaria que fabrica cinturones de sujeción para fusiles

Marina se ha convertido en la única mujer en toda Ucrania que suministra a las fuerzas armadas cinturones tácticos de tres puntos, hechos a mano

Hasta la fecha, ha conseguido confeccionar más de 10.000 unidades. Gracias a su iniciativa, aplaudida por soldados, Marina ayuda también a mujeres desempleadas

Capítulo III. Marina, una peluquera voluntaria.

Lara Escudero

Reconozco que lo primero en lo que me fijo al conocerla es en su divertido tono de pelo. Un azul verdoso, amarillado en las puntas, que conjunta con la tinta de alguno de los tatuajes que adornan sus brazos.

Tiene una voz dulce, aunque con agudos algo chirriantes. Y una amplia sonrisa que no se quita ni cuando hablamos ―fuera de cámara― de los momentos más duros. Lo de Marina me dejó impresionada. Ella es una de esas mujeres coraje que mejor representa a la resistencia ucraniana.

Todo cambió aquel 24 de febrero de 2022. El día que estalló la guerra en Ucrania. Para ella. Para todos. Desde entonces, Marina, al igual que el resto de la sociedad ucraniana, se volcó para con su país. Multiplicó su ingenio y decidió sacar adelante una iniciativa que la ha convertido referente.

Marina, siempre sonriente, en su peluquería de Odesa

Marina, siempre sonriente, en su peluquería de Odesa

Es peluquera desde hace más de veinte años. Trabaja con destreza el cabello en un sencillísimo local que regenta en la ciudad de Odesa. Sus clientes la adoran. Tiene un estilo muy personal y gusta a los demás.

Ahora, también es la única mujer en toda Ucrania que suministra cinturones de sujeción para fusiles, armas de fuego, hechos a mano, y que ella misma confecciona y envía a unidades que luchan en el frente. Un soldado, amigo de la familia, le comunicó esta necesidad y ella hizo lo imposible para conseguirlo. El ejército ucraniano ha incrementado exponencialmente sus efectivos tras el inicio de la guerra.

"Ucrania sangra, pero resiste. Porque esa solidaridad entre hermanos, dicen, es prioritaria en tiempos de guerra"

Opera la Ley Marcial bajo la que miles de hombres han sido reclutados. También, cerca de 50.000 mujeres se han alistado voluntariamente para defender su tierra. No es el caso de Marina, pero sí el de muchas de sus conocidas que combaten desde hace meses en el este. Otras, han reorientado sus oficios y ejercen ahora en zonas rojas. Irina, por ejemplo. Una habilidosa cirujana plástica que dejó su clínica en Járkov para ofrecer su 'expertise' en un hospital de campaña.

Cuando Marina conoció que durante el primer mes del conflicto se habían agotado los cinturones, elementos imprescindibles para las fuerzas armadas, no dudó ni por un segundo. Se puso manos a la obra. Empezó con su propio dinero. Compraba el material para fabricarlos. Después, amplió la capacidad de maniobra gracias a pequeñas cantidades que aportaban amigos y familiares.

Marina fabrica cinturones tácticos de tres puntos para los soldados.

Marina fabrica cinturones tácticos de tres puntos para los soldados.

Con ayuda de su madre y otras siete mujeres desplegó un modesto batallón de voluntarias para coser los cinturones. Sus casas se tornaron de pronto en talleres. Hasta la fecha, Marina ha adquirido más de mil kilos de material con los que ha confeccionado ya cerca de 10.000 unidades

Cuentan los soldados que se sienten tremendamente agradecidos. Los cinturones de Marina son, por lo visto, de una calidad excepcional. Además, ella produce cinturones tácticos de tres puntos. Reforzados. Algunos de esos soldados también han querido involucrarse en la iniciativa y amplificar así las provisiones logísticas. Ofrecen un porcentaje de su salario a Marina para que esta compre más material y, también, para que pueda pagar un sueldo a las jóvenes modistas. Hasta entonces, varias estaban desempleadas.

Marina ha logrado confeccionar ya más de 10.000 cinturones.

Marina ha logrado confeccionar ya más de 10.000 cinturones.

Todos ofrecen su corazón para ayudar a Ucrania

Ucrania sangra, pero resiste. Porque esa solidaridad entre hermanos, dicen, es prioritaria en tiempos de guerra. Cada uno a su manera. Cada uno como puede. Pequeños, jóvenes. Mayores. Todos y cada uno de ellos ofrecen su ingenio. Sus manos. Su corazón, para ayudar como voluntarios. El hijo de Marina, de apenas veinte años, acaba de alistarse. Marchará pronto a combatir por la libertad de su país.

Ella seguirá luchando desde aquí, empuñando hilos y agujas como arma: “Es de la única manera que puedo hacerlo”, termina diciendo, acariciándose el antebrazo en el que luce con sombreados hiperrealistas el tridente ucraniano, en intensos tonos cerúleos y ambarinos. La guerra los ha puesto de moda. Los tatuajes son un símbolo más de la resistencia. Su Ucrania eterna, habitando la piel