El desayuno siempre se ha dicho que es la comida más importante del día, lo cual en realidad es un mito. Es muy importante, por supuesto, pero igual que las otras cuatro. A la hora de mantener un estilo de vida saludable hay que respetar las normas y alimentarse bien en cada una de ellas, pero el desayuno tiene una especial incidencia en el día.

Suele ser una de las más descuidamos, tanto por lo que consumimos por cómo lo tratamos. De hecho, muchas personas "pasan" de esta comida por falta de tiempo, para no llegar tarde al trabajo u otras obligaciones, y al final entran en una espiral de malcomer durante el día que pasa factura a corto, medio y largo plazo.

En definitiva, hay que cuidar el desayuno, prepararlo a conciencia y no echar mano de alimentos que pensamos que son sanos y en realidad no lo son tanto. De hecho, ese es uno de los grandes problemas, que pensamos que un desayuno es sano y en realidad no lo es. O no, al menos, al nivel que se espera. Y la lista es larga.

Los alimentos con una cruz

La publicidad no ayuda. Por ejemplo, nos ha hecho ver que los cereales por tener fibra o por otras características son sanos y no es así, ya que la mayoría de ellos tienen grandes cantidades de azúcar. Hay que buscar los que no llevan azúcares añadidos y no excederse con las cantidades. Sus derivados, las barritas de cereales, tienen exactamente el mismo problema. Y ya si llevan chocolate...

En esta lista también está, por supuesto, la bollería o la repostería, que aunque sea casera tampoco está indicada, o la miel o siropes, que aunque son mejores que el azúcar tampoco están muy indicados. En este apartado también están las mantequillas (grasas de baja calidad de origen animal) o margarinas (lo mismo, pero de origen vegetal).

Los más sorprendentes

Quizá algunos te sorprendan enormemente y no es para menos. Muchas personas sustituyen la leche por bebidas vegetales, como de almendras o soja, pero lo más normal es que contengan azúcares añadidos, así que mejor optar por las zero o mirar muy bien las etiquetas para no excederse.

En este apartado, aunque parezca mentira, entra el zumo de naranja. El caso es que al exprimirlas, aunque lo hagamos de forma natural, se pierde la fibra y los azúcares pasan a ser libres. Los procesados de caja, totalmente prohibidos. 

Y por último, los yogures (solo valen los naturales y sin edulcorantes) y la pechuga de pavo, aunque este último con matices. El caso es que dependiendo del fabricante puede ser de mayor o menor calidad. En este caso, habrá más agua, menos carne, más fécula y, sobre todo, la sal, que suele traer demasiada.