Siempre se ha dicho eso de que el desayuno es la comida más importante del día, pero el mito está superando a la realidad. Es muy importante, sí, pero no más que todo lo que hagamos y consumamos durante el resto de la jornada, por eso esa creencia la están inculcando los nutricionistas a la población.

Ahora bien, eso no implica que haya que descuidarla y, de hecho, suele ser la más dada a ello. A primera hora de la mañana se puede arañar cada minuto en la cama, cuesta levantarse y prepararse y lo primero que se suele sacrificar es el desayuno. Y eso incide para el resto del día de forma positiva o negativa, en función de cómo sea.

Sin dulces

El primer mito que hay que desterrar es la asociación de que hay que desayunar algo dulce y es un problema que radica principalmente en la industria alimentaria y la publicidad, ya que nos han hecho creer en este concepto como cierto y por eso nos atiborramos de productos que hacen que nuestro cuerpo sufra una rápida subida de azúcar que nos deja saciados. Los cereales para el desayuno, los batidos de chocolate, el cacao en polvo... todo eso influye.

Lo más común es que a las pocas horas de desayunar vuelves a tener hambre, sobre todo si te levantas pronto y comes tarde. La solución suele ser echar mano de un snack o de un ultraprocesado a media mañana que no ayuda nada. Y así es como se ingieren más calorías de las necesarias.

Cambio radical

Para controlar esto tu forma de desayunar tiene que cambiar de forma radical. Debes ingerir alimentos naturales como fruta o leche y no hay que tenerle miedo a los cereales, siempre y cuando sean naturales, como la avena, o que no tengan azúcares, como los que triunfan en Mercadona al ser 0%. Lo más importante es que todo el conjunto sea equilibrado y saciante.

Combinando fruta, avena y lácteos (dale una oportunidad al queso fresco batido) el desayuno puede saciarte para toda la mañana. Así evitarás muchas calorías innecesarias. Y para picar algo a media mañana, llévate fruta.

La clave es que el desayuno no suponga un exceso de dulce ni de azúcar. Para ello vas a tener que esforzarte un poco y no porque los alimentos sean menos apetecibles (las fresas con queso fresco por ejemplo son una gran opción), sino porque a lo mejor vas a tener que preparar el desayuno la noche antes y dejarlo en la nevera para disfrutarlo por la mañana.