Mucha cancha le damos siempre al limón, uno de los alimentos más queridos para la cocina y para los postres, pero solemos pasar un poco de la lima, cuando es excepcional. Su sabor cítrico y ácido, unido a su toque exótico y tropical, le hacen un alimento de lujo para preparar postres dulces.

Ahora bien, te advertimos que aunque en muchos artículos te hablamos de dieta sana y de trucos para adelgazar, este no será el caso, ya que va a ser un postre lleno de sabor, pero azucarado y con elementos muy dulces, por lo que tómatelo como un capricho cada cierto tiempo.

Y otra advertencia antes de pasar al meollo de la receta es que, aunque no se va a usar el horno para lo principal, sí que se necesita usarlo para la base, una clásica de galleta y mantequilla, por lo que si lo encuentras ya hecho y lo compras o si decides hacer otra base te ahorrarás este paso. Ahora bien, la tarta como tal no necesita horno porque tendrá la suficiente consistencia como para que lo parezca.

Ingredientes

Para la base:

  • 150 gramos de galletas (preferiblemente tipo María)
  • 80 gramos de mantequilla derretida
  • Opcional un poco de azúcar

Para la tarta:

  • Una taza de zumo de lima
  • Ralladura de la piel de la misma lima al gusto
  • 400 gramos de leche condensada
  • 200 gramos de nata para montar

La receta

Lo primero es ponernos con la base, que es un clásico. Machaca las galletas como más cómodo sea para ti (manos, a cucharazos, con un mortero...) y mézclalo con la mantequilla derretida. Para ello con ponerla unos segundos en el microondas bastará.

Después forra el molde para tartas de papel para horno, echa la mezcla cerciorándote de que no queda ningún hueco y súbela por los bordes haciendo un ribete. Hornéalo hasta que esté listo a 150 grados, en unos 15 minutos o un poco más debería estar preparada y crujiente.

Para el relleno de la tarta como tal debes batir el zumo de lima y la ralladura con la leche condensada. Cuando haya espesado un poco, monta la nata y ve agregando poco a poco la mezcla anterior. Vierte todo en el molde y ya estará más que listo.

Una vez esté todo, tápalo con un film transparente o con papel de plata y llévala a la nevera como mínimo ocho horas para que la tarta coja la consistencia adecuada y disfruta de su profundo y dulce sabor.

Antes de servir puedes decorar con un poco más de ralladura, fruta fresca e incluso alguna viruta de azúcar. Échale imaginación y prueba diferentes decoraciones.