Los tejidos de siempre en siluetas del futuro. Así se resume la colección que presentó este martes en pasarela la firma Christian Dior de la mano de la diseñadora italiana Maria Grazia Chiuri, que integró por primera vez tecnología en sus vestidos para adaptarlos a temperaturas extremas.

El nombre de la colección, 'Una nueva era', puso el tono de esta nueva apuesta por ropa que ahora explora sus principios de artesanía no solo en los tejidos y en la costura, sino también en su capacidad técnica, gracias a una colaboración con la empresa emergente italiana D-Air Lab.

Los elementos técnicos se integran en las prendas dando alas a un diálogo hasta hace poco inimaginado en marcas de lujo como Dior, más ancladas en el clasicismo y la tradición que los jóvenes diseñadores que hasta ahora han experimentado con tecnología. De hecho, Chiuri defendió en un comunicado que esta línea representa un concepto de "poshumanidad".

Colores grises, corsés hinchables y con forma de chaleco salvavidas, vestidos de rejilla negros, maxicinturones de piel, maxifaldas plisadas y botas militares dieron forma a la línea, que parecía convertir a las modelos en modernas guerreras.

Una intención no buscada -la creación de una colección exige meses- y más teniendo en cuenta que la marca se abstuvo de hacer comentarios o gestos relacionados con la guerra en Ucrania tras la invasión militar de Rusia, país donde Dior es una de las firmas de lujo más solicitadas.

Entre los ejemplos de esta alianza entre tecnología y moda, destacó el mono que abrió la pasarela, una malla negra y simple pegada al cuerpo con luces integradas que parecían reproducir las venas del cuerpo humano, capaz de mantener la temperatura corporal. La chaqueta 'Bar', corta, de hombros estrechos y marcada en la cintura, también se adapta a los nuevos tiempos integrando un sistema tecnológico que cuenta con un intrincado dispositivo de calefacción en la espalda.

Para contrarrestar el estilo futurista, Dior intentó darle un aire más motorista, jugando con los guantes y las coderas, que llevaban paneles técnicos y que modernizan la silueta del 'New Look', el tradicional traje de sastrería con falda que hizo famoso a Dior en 1947.

Chiuri no olvidó los trajes de noche, con la introducción de un espectacular vestido de gasa rojo, plisado y con cuello cisne, y uno similar en negro, con un pronunciado escote y un largo de túnica griega.

Estrellas y artistas

El desfile empezó con 45 minutos de retraso, muy probablemente debido a que faltaba la invitada estrella: la cantante Rihanna, que llegó luciendo embarazo -como ha sido el caso en sus últimas apariciones- y bajó del coche con taconazos y minivestido más de tres cuartos de hora después de la hora programada. Junto a ella estuvieron otras celebridades como la actriz Anya Taylor-Joy, la modelo Elle Macpherson y Victoria Federica de Marichalar y Borbón, nieta de Juan Carlos I, que consiguió hacerse una foto con la estrella de Barbados, como mostró en sus redes sociales.

El ambiente del desfile fue sobrio, con una espectacular instalación en color tinto y un centenar de cuadros decorando las paredes, fruto del trabajo de la artista italiana Mariella Bettineschi. Bettineschi recuperó algunos de los retratos femeninos más famosos de la pintura, muchos de ellos expuestos en el Louvre, coloreados en blanco y negro y editados con un punto surrealista, pues los ojos aparecían doblados, como cortados como con una navaja, "como el ojo rasgado de 'Un perro andaluz' de Luis Buñuel y Salvador Dalí", reza el comunicado de la marca.

"Chiuri ha decidido unir fuerzas con Bettineschi para la escenografía del desfile en torno a la compleja temática del tiempo a través del prisma del arte y de su historia, cuestionados continuamente por generaciones de artistas", añade. El trabajo de esta artista es, según Chiuri, la piedra angular y conceptual de esta colección, en la que quiso revisar el patrimonio de la casa con códigos futuristas. Y dio una pista fundamental: la tecnología no podrá quedarse al margen.