El bosque está unido a una de las huertas históricas de la ciudad, la Huerta de Las Fuentes. En 2014 diversos sectores de la ciudadanía se opusieron a la Expo floral que hubiera destruido este espacio agrícola. Alberga, a lo largo del año, más de 100 tipos de aves y diferentes especies de mamíferos y reptiles, en un espacio de la mayor biodiversidad que podemos encontrar, no solo en Zaragoza sino en Aragón. Sin embargo, el sendero que lo recorría llevaba más de una década cerrado por la caída de algunos árboles en más de la mitad de su longitud.

Puestos en contacto Ansar con la presidencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), se ha podido reabrir el camino en casi tres kilómetros de sendero, lo que permitirá un triple objetivo.

Primero, la necesidad de poder acceder al río en situaciones de emergencia como la que desgraciadamente se ha vivido estas semanas pasadas para rescatar el cuerpo del niño Karim.

En segundo lugar, el sendero servirá de corredor biológico para la fauna, facilitando la conexión entre las diferentes zonas del bosque.

Y en tercer lugar, las personas pueden recorrer y contemplar la espléndida floresta de abundantes fresnos, chopos y álamos algunos con casi 100 años de antigüedad.

Recorrerlo es rodearse constantemente de cantos de pájaros y una vegetación que recuerda las selvas de los grandes ríos del planeta. Es una catedral de la vida y de la biodiversidad. El sendero nos traslada a encuentros con el silencio y la armonía de la naturaleza. Un gran patrimonio en el corazón de la ciudad. Las funciones de los sotos son múltiples: reduce la velocidad de las avenidas, filtra el exceso de nutrientes del río en especial de nitrógeno, crea un microclima que atempera las temperaturas y es un lugar de enorme biodiversidad.

El Soto, en los últimos años, ha ido creciendo en anchura y hoy nos encontramos con cientos de árboles nuevos por la ocupación vegetal sobre  las gravas del río, que ha sido favorecida por la fertilización de sus aguas, como resultado de la actividad agrícola y ganadera a lo largo y ancho de la cuenca. Las algas, que ya se acumulan en este mes de mayo  en las aguas del Ebro son una de las consecuencias visibles del exceso de nutrientes en sus aguas. 

En esta ocasión ha sido la comisaría de Aguas de la CHE, con el apoyo técnico del personal de Tragsa, quienes han recuperado este espacio. Pero no solo se ha restaurado el sendero de Cantalobos. También otro camino en la orilla del canal, a la altura del parque de Plaza.

Es un soto estrecho de unos cuatro kilómetros de longitud con árboles y viejos y con ejemplares de gran porte. Cuando se hizo este parque no se respetaron los cursos de agua de los antiguos campos agrícolas que le aportaban frescura y humedad. Muchos árboles se han secado, pero los que quedan conservan la naturalidad del único bosque que el Canal Imperial conserva en sus 90 kilómetros de recorrido.

Todo ello se ha hecho con un coste mínimo. El PIB de los zaragozanos apenas se modificará. Pero el bienestar físico y espiritual de los ciudadanos que lo visiten va a crecer ostensiblemente.

El papel del ayuntamiento 

Inmaculada Porcar, que fue redactora de Televisión Española en Aragón, realizó hace más de 25 años una encuesta a pie de calle preguntando a diversos ciudadanos si conocían los bosques zaragozanos. En algunos casos, citaron los Pinares de Venecia. Pero poco más. Nadie nombró los sotos de Benavent, Partinchas, Ranillas, Francés o Cantalobos en el Ebro o los bosques lineales del Gállego que desde su desembocadura llegan hasta San Juan de Mozarrifar y se extienden más allá de Peñaflor.

Hoy, con el trabajo de diferentes colectivos ambientalistas en las últimas décadas, algunos sectores de la población son más conocedores de este patrimonio natural y cuya descripción está colgada en la web del ayuntamiento. Pero mucho tememos que la mayoría de nuestros munícipes lo desconocen. Y en consecuencia no lo aman. Para el futuro, tendría que ser el propio ayuntamiento quien se preocupase del mantenimiento y conservación de este y los restantes bosques fluviales de la ciudad. Antes de hacer otros nuevos, de biodiversidad incipiente, hay que preocuparse por lo que tenemos.

Lo decimos con mucha precaución. Porque la actuación que está teniendo FCC, suponemos que con la aprobación de la concejala y el director de Parques y Jardines, es arrasar con la vegetación natural de la antesala del soto de Cantalobos y de numerosas zonas del río Huerva. Los técnicos nos han señalado que para limpiar residuos hay que eliminar todo el sotobosque y de paso toda la biodiversidad. Desde Ansar hemos realizado múltiples limpiezas en los ríos de Zaragoza y nunca hemos necesitado eliminar vegetación. ¿De qué sirve defender en los discursos la naturalización si con los hechos se hace lo contrario?

La huerta de Las Fuentes

Interrelacionada con Cantalobos está la huerta de Las Fuentes. De hecho, los sobraderos de sus acequias alimentan hídricamente al soto. Zaragoza, con más de 12.000 hectáreas de cultivos, apenas tiene una veintena de hortelanos que suministren frutas y verduras al mercado zaragozano. ¿Cómo se va a luchar contra el cambio climático si los alimentos que consumimos, en numerosas ocasiones, los tenemos que traer de cientos o miles de kilómetros de distancia?

Nos faltan agricultores porque desde la sociedad hemos despreciado a este sector, con el gran inconveniente de estar escasamente remunerada su producción. Haría falta un apoyo decidido de la ciudad y del Gobierno de Aragón.

Por ello, cuando se visite Cantalobos, no nos olvidemos de la huerta. Si no desarrollamos el parque agrario y la denominación de origen de productos de la Huerta de Zaragoza, que se tiene aprobado inicialmente a nivel municipal desde la legislatura pasada, todos los esfuerzos realizados no servirán de nada. Es una de las grandes asignaturas pendientes de la ciudad.