La reforma de la plaza de Santa Engracia de Zaragoza no ha caído en gracia en muchos de los zaragozanos. El nuevo aspecto de este céntrico lugar en la capital aragonesa, planteado por el Gobierno de Jorge Azcón, tuvo repercusión en redes sociales con la crítica de los ciudadanos, otros aprovechan su visita al lugar para expresar su malestar en persona y, en este caso, algunos movimientos ambientalistas utilizan como símiles el nombre de espacios naturales africanos para describirla. “Un desierto de cemento”, según Mariano Mérida, miembro de la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar), al que le hacen falta muchos oasis vegetales, que no de agua, para combatir el cambio climático. A la concentración también han asistido miembros de CHA y de Zaragoza en Común (ZeC).

Desde la asociación critican que se hayan plantado nuevos árboles conocidos como los del amor, ya que son “de muy poco porte”, y apenas se hayan colocado seis bancos. “Esto en julio o agosto, con cerca de 40 grados, no es un lugar para los ciudadanos”, han señalado. La adecuación de los emplazamientos urbanos viene realizándose desde hace tiempo, incluso se inició ya con la legislatura anterior con la calle Moret. Ahora, ha sucedido con la plaza Santa Engracia o Salamero. “Son de las pocas plazas que nos quedaban por recuperar en un estilo que fuera diferente a lo que se ha hecho en el siglo XX de plazas duras y sin vegetación”, lamenta Mérida.

Asimismo, aluden a que la reforma no podía haber llegado en peor momento, cuando la sociedad se prepara para combatir el cambio climático. “Hay que defender a ultranza alternativas con las que se proyecten para el futuro espacios de sombra, de biodiversidad, dentro de los espacios urbanos”. “La ONU lo recoge, que hay que transformar con bosques no solo la periferia, sino constituir islas urbanas de verdor en el interior para el cuidado de los ciudadanos y que provea de oxígeno y fije CO2, y esto no se ha hecho”, denuncia Mérida.

Protesta contra la reforma de la plaza de Santa Engracia ANDREEA VORNICU

La controversia rodea a esta nueva plaza zaragozana. El diseño de la plaza se hizo siguiendo las indicaciones de Patrimonio. Los manifestantes piden que se priorice la adaptación frente al cambio climático en lugar de los temas arquitectónicos que establezcan “cómo se debe hacer la ciudad”. “Si pensamos en siglos anteriores, las plazas de Zaragoza todas tenían vegetación. Llegó esta moda de cementar y pensamos que se había acabado el ciclo, pero no es así”, apostilla este zaragozano, que ha actuado como portavoz de la concentración.

Consideran que Santa Engracia tiene arreglo, pero con Salamero ya no hay marcha atrás. “Aquí no hay un parking debajo y se pueden plantar árboles de gran porte. No decimos que delante de la puerta plateresca de Santa Engracia se coloquen árboles grandes, pero se puede crear un oasis de vegetación”, reafirmó Mérida.

El "capricho" de Salamero

Las grandes obras urbanísticas están marcando el mandato del popular Azcón. Zaragoza se moderniza o va a peor, según los gustos, pero la transformación de calles y plazas históricas de la capital aragonesa es más que evidente. Alguna, según Mérida, materializadas por un “capricho”, como ocurre con Salamero o la popularmente conocida plaza del Carbón. Mérida ha informado de que se reunieron hace unos seis meses con el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, para trasladarle las opciones de evitar reconstruir la plaza, partiendo de la existencia del parking de Cesaraugusto, y aludiendo a que el aparcamiento de esta plaza no tiene suficiente demanda.

“Salamero nunca da el cartel de completo, y si no es necesario, que se piense en no hacerlo y así podemos plantar árboles de gran porte. Pero han pasado todos estos meses y nunca hemos visto el cartel de completo. No es necesario, es un capricho. Vamos a perder otra plaza que antes tenía vegetación, y posibilidad de futuro a medio plazo”, ha aseverado Mariano Mérida.

La solución, un cambio en las políticas municipales, ya que creen que “este ayuntamiento no defiende la salud de los ciudadanos y no aboga por el cambio climático”. “No se trata del bosque de los zaragozanos, que también, sino de llevar a cabo otras políticas como de transporte, bicicleta o vegetación en esta ciudad”, concluye.