Desde que el Ayuntamiento de Zaragoza anunció el traslado de la colonia de gatos que vivían en los antiguos depósitos de Pignatelli hay dos bandos que no ganan para disgustos. Uno es el propio consistorio y el concejal de Participación Ciudadana, Javier Rodrigo (Cs) y otro lo conforman alguno de los voluntarios que cuidaban de estos animales.

Tras varios desencuentros, parece que el concejal se ha hartado de las acusaciones de maltrato animal (vertidas también desde grupos políticos como Podemos) y ha hecho públicas unas imágenes en su perfil de Twitter en las que se observa el chalet que los voluntarios que cuidaban de la colonia habían arreglado, según se intuye por los tuits de Rodrigo, para su uso y disfrute y no tanto para el bienestar de los animales.

En las fotos pueden verse las estancias de esta construcción, alguna de las cuales estaban decoradas y contaban con mesas y sillas para el disfrute, parece ser, de los humanos y no de los gatos. Entre los objetos encontrados había también una paella y un aro para cocinar con butano, algo que no parece muy necesario a la hora de tratar con felinos. 

Así, según fuentes municipales la polémica no viene tanto por los animales sino porque se les ha privado a los voluntarios de este espacio privilegiado cercano al centro de la ciudad. Solo ellos tenían llaves para acceder y solo ellos podían utilizar estas instalaciones.

Pero, como no podía ser de otra manera, los voluntarios desmienten todo. El chalet, cuenta Ana de los Arcos, una de las voluntarias encargada de la colonia de Pignatelli, no estaba pensado para los humanos y lo acondicionaron para acoger animales «con años de trabajo y su propio dinero», dado que el «consistorio nunca puso un duro». Sobre la paellera, cuenta De los Arcos, esta ya estaba allí cuando ellas llegaron a hacerse cargo de los felinos y que el resto de elementos no pretendían sino facilitar la labor de los voluntarios. «Era un auténtico santuario para gatos», asegura la voluntaria. Asimismo, la mujer asegura que cuando las actuales obras en los depósitos de Pignatelli terminen quedará una zona sin urbanizar en la que podrían haberse quedado los animales.