Algo se olían y eso que los productos aún no habían comenzado a descomponerse. Una patrulla de la Policía Local de Zaragoza dio el alto al conductor de una furgoneta que circulaba por la ciudad descubriendo que transportaba 600 kilos de alimentos que debían estar congelados, pero iban a temperatura ambiente. Aquel día el termómetro marcó un máximo de 22,7 grados.

Eran las 18.30 horas en las calles Andrés Vicente con la avenida Madrid, en el zaragozano barrio de Delicias, cuando se produjo la intervención policial. Los agentes abrieron las puertas del vehículo y comprobaron in situ que ahí había cajas de carne de kebab, de patatas fritas, nuggets, falafel, pollo, pizzas que debían ir en arcones frigoríficos y que estaban ahí como si fueran un paquete común. 600 kilos en total.

Ante tal circunstancia, los agentes dieron aviso a la Inspección de Sanidad del Gobierno de Aragón que verificaron que las sospechas policiales eran sancionables y decidieron incautar toda esa mercancía para evitar que llegara a los consumidores y que pudiera provocar algún tipo de intoxicación alimentaria. Productos que van a ser eliminados.

En paralelo, los agentes levantaron un acta de sanción al conductor, identificado como M. M. H. B., al tiempo que le permitieron continuar con su destino puesto que el esto de papeles estaban en orden,